Friday 24 Mar 2023 | Actualizado a 08:53 AM

Fuertes, una buena película (o no)

La cinta boliviana, dirigida por Óscar Salazar Crespo, se inspira en hechos de la Guerra del Chaco

/ 23 de octubre de 2019 / 00:00

El cine boliviano viene de una mala racha de estrenos. La hinchada cinéfila coloca las esperanzas en tres fichas, por orden de estreno: Fuertes de Óscar Salazar Crespo, Santa Clara de Pedro Antonio Gutiérrez (un “western” beniano que llegará en noviembre) y Mi socio 2 de Paolo Agazzi (en diciembre). Ahora ha entrado en cancha la esperada película sobre la Guerra del Chaco y el club The Strongest.

Goles a favor:

Uno: Fuertes es un cruce de filme romántico (una historia de amor que roza la cursilería) y película épica de guerra con espíritu nacionalista. Apuesta por la sencillez, por la mirada hegemónica y por eso que algunos llaman “industria”. Tendrá, sin duda, una buena respuesta del gran público, ávido de reconciliarse con el cine boliviano y sus historias encaminadas a levantar la autoestima.

Dos: Fuertes es también una cinta de época. Pocas veces en el cine boliviano hemos podido ver una obra tan cuidada en lo formal y en lo técnico con el objetivo (logrado, al fin) de reconstruir el pasado, en este caso los tumultuosos años 30 del siglo XX. Es un acierto de la dirección rodearse de connotados especialistas en sus rubros. Gustavo Soto regala una fotografía mimada que pasa de las tonalidades brillantes y coloridas de la preguerra a la paleta desgastada y polvorienta del Chaco en la segunda parte bélica del filme. Pilar Groux, la productora por excelencia de nuestro cine, demuestra otra vez su trabajo avalado a nivel internacional. Serapio

Tola en la dirección de arte y Melany Zuazo en la dirección de vestuario colocan a Fuertes a la altura de películas históricas de cinematografías potentes de factura extranjera. Los efectos especiales de los enfrentamientos también son un punto alto. La banda sonora del oscarizado chileno Juan Cristóbal Meza, grabada por la Orquesta Sinfónica de Bratislava (Eslovaquia) aporta momentos de gran emotividad y grandielocuencia, propios del género, aunque por momentos la música se engolosina y abusa del espectador.

Tres: Fuertes tiene momentos altamente emotivos por su carácter épico y su potencial emotivo. Destacan dos escenas que ponen nudos en la garganta: la escena final y el discurso del presidente del club, Víctor Zalles Guerra (dos de sus hermanos murieron en los fortines y cañadas) cuando compromete la participación de todos los jugadores, dirigentes, socios y simpatizantes stronguistas al Ejército. Luigi Antezana, actor y fiel gualdinegro, se emociona y emociona.

Cuatro: Fuertes sabe cerrar (se); mérito no menor en nuestro cine donde los finales son un hándicap. Aunque, hay que decirlo, le sobran 20 minutos.

Goles en contra:

Uno: Fuertes, que se presenta como un relato de ficción “inspirado” en hechos y personajes históricos, descuida detalles de la historia. En aras de contentar y atraer a la mayor cantidad de espectadores, omite verdades.

Cuando la Guerra del Chaco estalló y The Strongest se retiró del torneo para acudir como club al frente de batalla, el campeonato de La Paz Football Association no se interrumpió, como asegura la película. Continuó, y sin los gualdinegros en cancha; el club Bolívar salió campeón en el primer título de su historia desde que jugaba al fútbol en 1927. El apodo del club no era “Tigre”, como es ahora. La denominación de “tigres” fue acuñada una década después, en los años 40. Juan Lechín Oquendo no era jugador stronguista (aún), antes de la guerra era parte del equipo de la fábrica Said&Yarur por el origen palestino de su padre (Lezín) y los dueños de la empresa que confeccionó los uniformes del Ejército boliviano. El capitán del team no era José Rosendo Bullaín (que había dejado, por cierto The Strongest para jugar en Huracán de Viacha por imperativos militares), sino Renato “Choco” Sainz (retratado en la película bastante más moreno de lo que era).

La lista de inexactitudes históricas es larga aunque ésta no afecta a la verosimilitud del filme. Lo que sí molesta es el sesgo clasista. The Strongest nunca fue un club elitista de la clase alta y adinerada de la sociedad paceña, como es retratado en el filme. Estaba formado por la incipiente clase media profesional y trabajadora. Fuertes presenta una ciudad de La Paz (rodada en Sucre, por cierto) irreal, colonial, carente del sustrato popular que siempre alimentó a la urbe y al club del oro y el negro. El extremo cuidado en lo técnico es abandonado a su suerte en el empaque histórico-sociológico del filme. Una pena, la labor se quedó a medias.

Dos: Fuertes tiene un gran reparto, disparejo a ratos, que tropieza especialmente en su pareja protagonista. El director hizo la apuesta riesgosa de elegir como protagonista masculino (Christian Martínez es Mariano) a un exjugador juvenil de fútbol, no a un actor. Con esta elección, la película gana en las escenas futboleras (“bien jugadas”) pero pierde en peso actoral. Elegir como protagonista femenina (Claudia Arce es Matilde) a una expresentadora de televisión sin apenas carrera interpretativa es menos entendible. La interpretación de Fernando Arze —en el rol de José Rosendo Bullaín, caído en combate en Cañada Strongest en mayo de 1934— está raramente contenida, cuando esta vez no tocaba y hace extrañar un mayor trabajo de interiorización en el personaje.

Tres: la ausencia de la música popular de la época es otra falencia. Es un pecado capital (producto de una pobre investigación histórica) que no suene la mítica Cacharpaya del soldado del maestro  Alberto Ruiz Lavadenz. Los soldados stronguistas no cantaban —como en la peli— tonadas de tribuna o adaptaciones de melodías religiosas sino letras como “Negra zamba, por qué tienes que llorar / negra linda, tu llanto debes calmar. Si el Chaco es boliviano / nadie nos puede quitar.

Uka jinchu q’añu patapila / lawampi churtañani pek’e pata / alis nuquñani Chacu pata / Ukat mantañani utaparu patapila lapakumu”. Por cierto, los soldados paraguayos hablan en guaraní mientras el quechua, aymara y el propio guaraní están ausentes en nuestras filas, otro “descuido” (in)consciente.

Cuatro: la historia bélica deja sabor a poco. La gigantesca y heroica batalla de Cañada Strongest es reducida a una caricaturesca escaramuza. La historia de amor cojea por falta de química, por desprolija, por balbuceante. La dirección de actores brilla por su ausencia y da por resultado a un elenco abandonado a su suerte, en el que cada uno rema a su propio ritmo.

Arce, a contra ruta del espíritu de la película, llegó a decir en la “premiere” el pasado lunes en La Paz que “los bolivianos, para no variar, perdimos la Guerra del Chaco”. Otra vez el lamento de la derrota contra el que pretende luchar el filme de Salazar. Alguien debió explicarle a la ex Miss Bolivia que tenemos gas y petróleo porque vencimos en la toma de Boquerón, en las cañadas y especialmente en la última gran batalla de la guerra, la de Villa Montes. Recordarle, en fin, que los bolivianos y bolivianas somos Fuertes.

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Sin querer queriendo

Ricardo Bajo

Por Ricardo Bajo H. - periodista

/ 12 de marzo de 2023 / 21:26

Introducción: en la previa, el club Bolívar homenajea a sus viejas leyendas, esas que pusieron su granito de arena para el sustantivo “Academia”.

Después en el partido, el equipo de Beñat va a estar muy lejos de esa fama. El presidente Marcelo Claure, llegado en su avión privado para la inauguración del Centro de Alto Rendimiento en Ananta, se da un baño de masas ingresando a la curva norte.

Todo está preparado para una fiesta que no llegará nunca sobre el terreno de juego.

El entrenador vasco sorprende en la posición de arquero: no es el turno de Claure que lo había pedido en las redes sociales sino de Cordano.

Beñat insiste con la línea de tres centrales y dos carrileros, el sistema heredado de Zago. Aurora, invicto en el campeonato, lleva 20 años sin ganar en La Paz al celeste paceño.

Nudo: la primera parte es aurorista; el “equipo del pueblo” llega más y mejor al arco rival, con un Jair Torrico, con la diez, haciendo mucho daño por izquierda a la espalda del carrilero Diego Bejarano.

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El invicto no se toca

El técnico paraguayo de la visita, Roberto Pérez, da instrucciones a pie de cancha con su pizarrita; una imagen -a estas alturas- “vintage”. Un Aurora trabajado y ordenado da batalla; solo tiene un problema: carece de gol (la dupla colombiana Blanco/Reinoso no tiene su mejor tarde).

En Bolívar no hay sorpresa, ni juego por los costados, ni volumen ofensivo; todo parece fiarse a un desacertado Ramiro Vaca. Roberto Carlos firma uno de sus peores partidos.

Desenlace: en el descanso suenan viejos clásicos (Europe, Queen…). Chiorazzo sigue el ritmo pensando en su debut con Wara en noche de domingo. Beñat no mueve la banca al descanso.

La nómina de suplentes es un verdadero lujo: “Pato”, Algarañaz, Hervías, Uzeda, Bentaberry.

A los diez minutos, recién el vasco se anima: Rodríguez y Hervías van a cambiar el partido. ¿Por qué no los metió antes? Con esos dos cambios, Bejarano pasa a ser volante central y Hervías carrillero por derecha.

Tecla va, tecla viene. Con cero a cero, Beñat desmontar la línea de tres y coloca cuatro zagueros. Llevamos seis fechas y el entrenador “académico” no tiene claro como debe jugar su equipo; su onceno (los fijos) no rinde.

Una pelota pinchada al espacio del español Hervias acaba en la red de Aurora que recién con uno a cero en contra se anima.

Post-scriptum: en la cara del presidente Claure, Bolívar ofreció su peor rostro. Aún así, la “Academia” se pone a un punto del líder y único invicto, The Strongest, antes del parate por amistosos de selección. Beñat tiene más tiempo para convencerse a sí mismo y al rico plantel que maneja de como quiere jugar y con quienes. Todavía no lo sabemos.

(12/03/2023)

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Jornada sabatina

Always es un esperpento

Ricardo Bajo

Por Ricardo Bajo H. - periodista

/ 2 de marzo de 2023 / 21:03

Introducción: el técnico paraguayo de Always Ready, Pablo Godoy, coloca una línea de tres, un dibujo que ha tenido solo 45 minutos de funcionamiento en partido oficial.

Las ausencias de Cabrera en la zaga central y del mejor lateral derecho de Bolivia, Diego Medina, son inexplicables.

El CAR alinea a siete extranjeros y un nacionalizado (Enoumbá). El doble nueve es para Riquelme y un señor que es un ex jugador (el marfileño Bony).

El onceno albirrojo es un “Frankestein”; Godoy “inventa” un nuevo sistema táctico, el 3-3-4 (con dos delanteros, Reyes/Romero, como supuestos carrileros).

Deportivo Magallanes, un equipo sobrio y de buen pie, manejará la pelota y el “tempo”. No meterá más goles por eso que se llama “códigos del fútbol”.

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Y Beñat se disfrazó de Zago

Nudo: el suicidio táctico se consuma a los ocho minutos con el primer gol de la visita. Las espaldas de los dos centrales (Robles va de líbero) están totalmente desprotegidas, especialmente las de Enoumbá que terminará expulsado, totalmente desquiciado.

El medio de los “millonarios” simplemente no existe. Los jugadores no entienden nada, hablan constantemente sobre la cancha; reproche va, reproche viene. El presidente Andrés Costa está pegado sobre la malla de la Preferencia. Nada tiene sentido.

Desenlace: la expulsión de Enoumbá sobre el final de la primera parte “obliga” a la entrada de Cabrera y el retorno a la línea de cuatro atrás. El lateral derecho improvisado es… Herrera. Por ese costado van a llegar los dos siguientes goles de los chilenos. Con el 0-3 Godoy mete a Diego Medina en esa posición (en los pocos minutos que tiene va a ser el mejor).

Los “olé, olé” cuando Magallanes toca y toca a placer bajan de la Preferencia. Los de la “banda roja” hacen la guerra cada uno por su lado. La desorientación táctica reina por doquier. El “fuera Godoy” es la banda sonora de toda la segunda parte. Su planteamiento ha dado vergüenza ajena.

Post-scriptum: Always es un monumento a la improvisación absoluta. Hizo una gira por Europa cuando nadie trabajaba y los que brillaron han sido borrados del mapa. Este ridículo mayúsculo debe ser un parteaguas; las crisis son para eso.

El club debe adoptar estructuras profesionales (ya no es un equipo de ascenso); los entrenadores contratados deben poder trabajar sin presiones; debe apostar por una idea/filosofía (formación de jóvenes en su espléndido CAR en Huarina); y debe consolidar su idiosincrasia alteña (recuperar su viejo grito en aymara, entre otras cosas).

Dar bandazos caprichosos conduce al esperpento; dícese del género literario en que se deforma sistemáticamente la realidad, recargando sus rasgos grotescos y absurdos.

(02/03/2023)

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La metáfora de Wilfried Bony

Ricardo Bajo

Por Ricardo Bajo H. - periodista

/ 23 de febrero de 2023 / 20:55

Introducción: es el décimo partido en Copa Libertadores del Club Always Ready de visitante (nunca ha ganado). La banda roja salta al estadio de Rancagua con la banda blanca. Magallanes, “el primer grande” de Chile, no puede jugar en su casa (como el CAR) y elige la cancha del Club O’Higgins, a cien kilómetros de la capital Santiago.

Pablo Godoy coloca un falso 4-3-3; en realidad es un defensivo 4-5-1. Los laterales son Medina y Flores; los centrales son Enoumbá y Cabrera; los tres del medio son Parra, Terrazas y Herrera; y el tridente llega del Caribe con Jean, Reyes y Romero.

Los albicelestes, recién ascendidos, apostarán por la tenencia, a ratos insulsa. Se guarda un silencio de minuto en memoria de Pelé. El que pase la llave en esta fase dos se las verá con el ganador de El Nacional de Quito e Independiente de Medellín.

Nudo: la figura en la primera parte es el arquero colombiano Mosquera. Always Ready se mete muy atrás y regala la posesión (80% para los chilenos). La defensa hace aguas, especialmente por izquierda: Jorge Enrique Flores no es el que era.

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Super Billy

Hay una enorme diferencia entre los que hicieron la gira europea y los que no. La nivelación no ha existido. Por cierto, del equipo titular de la gira, solo cuatro juegan de inicio (Medina, Herrera, Jean y Romero).

La sociedad Jean-Romero del “tour” ha desaparecido porque Jayro ha sido eliminado de la liga. Recién a la media hora (ya con un gol en contra), Always Ready adelanta líneas, muerde más arriba, roba y crea dos chances desaprovechadas gracias a su mejor hombre, Edarlyn Reyes. Riquelme está en la banca.

Desenlace: Godoy mete un cambio ofensivo. Se va Terrazas (de gris partido) y entra Riquelme. Atacan cuatro, defienden dos al medio. Es un equipo partido. Always Ready presiona más arriba pero la defensa (lenta con Cabrera, otro lejos de sus mejores días) queda mal parada. Riquelme no se la da a Romero; hay mala onda con los caribeños y viceversa.

La metáfora del despropósito táctico llega con la entrada del marfileño Wilfried Bony. De jugar con el “Kun” Agüero en el Manchester City de Pellegrini a la Copa Libertadores con sobrepeso. Bony es un ex jugador. Con el cambio (por Romero), Riquelme -la carta de gol- cae a banda derecha. Always es su peor enemigo. El dos a cero lo pone otro zaguero central chileno a la salida de otro corner. El tres a cero llega porque la defensa marca en línea y no escalonada.

Post-scriptum: no lo ganó Magallanes, un equipo pequeño. Lo perdió Always. El CAR no tiene una idea de juego y cuando la tiene (jugar rápido de contra), la cambia al toque (para jugar con Riquelme y… Bony). Es un completo extravío. Es un capricho.

(23/02/2023)

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Super Billy

Ricardo Bajo

Por Ricardo Bajo H. - periodista

/ 22 de febrero de 2023 / 22:46

Introducción: Aurora, el mejor equipo de Cochabamba en la actualidad y el Tigre debutan en la Copa, el segundo torneo -inédito- de este año.

Rescalvo lo entiende así y mete cinco cambios. Es un buen manejo del plantel del español; quiere tener a todos sus hombres enchufados, no quiere que nadie se baje del barco (especialmente Michael Ortega).

El gualdinegro tiene a Jusino y Claure como centrales; al colombiano Robles de cinco (por Quiroga); a Isnaldo y Sotomayor por los costados; a Ortega de enganche; y a Triverio de nueve. Es un 4-4-1-1. Castillo, Chura, Arias y Arrascaita esperan en la banca de un “Capriles” ilusionado con el “equipo del pueblo”.

El paraguayo Roberto Pérez coloca un 4-4-2 con muchos ex atigrados (Reinoso, Ramallo, Ballivián…). Todos abrazan al colombiano Jair Reinoso.

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El Tigre te acribilla

Nudo: la primera parte es casi toda de color celeste. Los pelotazos a la espalda de la inédita zaga atigrada complican a la escuadra de Rescalvo.

El Tigre no puede saltar la presión alta aurorista. Robles es permanentemente taponado y la salida diáfana de pelota no aparece; a las bandas no llega nada (Isnaldo y “Pito” no corren para atrás).

El gualdinegro ha entrado dormido. El lateral derecho (otra vez el chico Bustos) es el flanco débil (como en el clásico) de la retarguardia. El primer disparo contra la valla cochabambina llega recién pasada la media hora. Billy Viscarra sube hasta la mitad para hablar con Rescalvo, es el capitán de la nave.

El “referee”, Álvaro Campos, detiene un contragolpe. ¿Están bien preparados físicamente los árbitros? Solo en los minutos de descuento, el Tigre hace daño cuando Isnaldo cambia de banda. Robles dispara al muñeco. The Strongest se va al vestuario con un corto uno a cero en contra.

Desenlace: el Tigre espabila y apuesta por la tenencia de la pelota, vuelve a ser el Tigre. La entrada de Jaime Arrascaita cambia la cara a la visita. La cancha se inclina, el que hace ahora “pressing” alto es el oro y el negro. Arrascaita se disfraza de Ortega, mete un paso filtrado y el colombiano se disfraza de Triverio.

El empate es justo pero se queda corto. Rescalvo tarda en meter a Chura. Ortega se siente él mismo con la posesión, se acerca al “box” rival; en la primera parte ha jugado muy lejos del arco.

Un penal caido del cielo es desaprovechado por Aurora sobre el final. Viscarra se pone el traje de super héroe otra vez. Es el mejor arquero de Bolivia.

Post-scriptum: el Tigre sigue invicto. Y la lección está dibujada sobre la pizarra: el Tigre no puede disfrazarse de otra cosa que no sea el Tigre: agresividad, verticalidad. La tibieza timorata no va, no funciona; ni antes, ni ahora.

(22/02/2023)

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ENCUESTA

Es el Tigre del doble nueve

Ricardo Bajo

Por Ricardo Bajo H. - periodista

/ 12 de febrero de 2023 / 23:29

Introducción: la capital trae buenos recuerdos al pueblo stronguista. En Sucre viven hartos hinchas gualdinegros. En esta ciudad se gritó por primera vez el grito sagrado, el “warikasaya, kalatakaya”. No es poca cosa.

La norte del Patria es ocupada otra vez por la (Gloriosa Ultra) Sur. El Tigre de Rescalvo ensaya un nuevo “dibujo”, un 4-4-2 con doble nueve (Triverio y Arias).

En casa, el sistema elegido había sido un 4-3-3. En todos ellos, el español ha dejado afuera a Ortega. El juvenil es Ronald Bustos; va a cumplir en su demarcación de lateral derecho.

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Es otro Beñat

Carlos Roca es el otro lateral (por izquierda); el doble cinco es para Quiroga y Ursino; por los costados, bien abiertos, Arrascaita y Chura; y adelante, los susodichos. “Inde” tiene de entrenador a Juan Pablo Grass, goleador que debutara con el Tigre en una victoria frente a Independiente Petrolero en 1997.

Nudo: el partido dura cuarenta cinco minutos; es justo lo que necesita el Tigre para sentenciar con un contundente cero a tres al descanso. Es un gualdinegro efectivo, práctico, vertical. Gusta de transiciones rápidas, gusta de atacar por banda con un Chura en estado dulce, con un Arrascaita que vuelve a ser el mismo de sus mejores tardes.

Tiene arriba a dos hombres que en apariencia iban a disputarse el mismo puesto pero que con lo visto pueden jugar (bien) juntos. ¿Ha llegado para quedarse el doble nueve? ¿O será un recurso solo para los partidos de visitante? Rescalvo busca y busca, y de momento encuentra.

Triverio -con doblete- ha vuelto con su mejor olfato; Junior sabe encontrar espacios, jugar de espaldas, proteger, descargar, para la segunda línea.

La otra buena noticia se apellida Roca; el lateral zurdo parecía embrujado; el pandino ha llegado para la milluchada perfecta.

Desenlace: el lesionado Castillo deja su sitio al paceño Sebastián Claure, en su verdadero puesto, central. “Inde” no convierte lo que fabrica: la falta de definición/puntería/gol es un mal endémico de nuestro fútbol.

El cuarto de Ursino me deja una pregunta: ¿es el ocho el caudillo de este equipo? A falta de 20 minutos, entra Robles (por un buen Quiroga) y Ortega (por Arias) y el dibujo cambia a un 4-4-1-1. ¿Está condenado el colombiano talentoso al último tercio del “match” cuando los rivales están cansados? Isnaldo y Sotomayor dan descanso a los dos extremos, Chura y Arrascaita. Hay dos “players” por puesto (lo repito) y eso es un gran aval.

Post-scriptum: el clásico del viernes de carnaval será una partida de ajedrez, un “match” de ida y de vuelta; de gran intensidad, de un solo toque, vertical.

El que menos se equivoque atrás (los dos tienen mucha pólvora y juego arriba, los dos tiene aún lagunas defensivas) se llevará una victoria ilusionante de cara a la Libertadores. Una duda: ¿los árbitros paran tanto el juego para tomar aire?

(12/02/2023)

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