¿Elecciones anticipadas?
Más que adelanto de elecciones, lo que está en estudio es la adecuación de plazos
Como parte de sus funciones organizativas y la temprana elaboración del Reglamento para las elecciones generales 2014, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) evalúa la posibilidad de que los comicios se realicen en octubre del próximo año y no en diciembre como estaba previsto. La razón es simple: asegurar plazos en caso de que deba realizarse una segunda vuelta de votación.
La Ley del Régimen Electoral establece que los procesos electorales de mandato fijo establecidos en la Constitución serán convocados por el TSE mediante resolución de Sala Plena. Es el caso de las elecciones para Presidente, Vicepresidente, senadores y diputados del Estado Plurinacional, cuyo mandato como gobernantes y representantes es fijo, de cinco años. Las nuevas autoridades, pues, deberán elegirse a fines de 2014 para tomar posesión del cargo el 22 de enero de 2015.
Así, más allá de la fecha de votación, lo fundamental es garantizar que la elección se realice “antes de la conclusión del mandato de las autoridades y representantes salientes”. ¿Qué pasaría si las elecciones fueran en diciembre y ningún candidato obtuviese la mayoría absoluta o especial, debiendo realizarse una segunda vuelta entre los dos más votados? La posesión de las autoridades electas no podría hacerse en enero. De allí la necesidad de reorganizar las fechas del calendario electoral tomando esta previsión.
En rigor entonces más que “adelanto de elecciones”, como se ha querido interpretar, lo que está en estudio es la adecuación de plazos para la votación. Se trata de una definición de carácter técnico, aunque no deja de ser llamativo que el tema se plantee con tanta anticipación, toda vez que la convocatoria para los comicios recién debe lanzarse formalmente dentro de un año. Igual no tendría que haber gran diferencia en el proceso electoral si la votación se realiza en octubre en lugar de diciembre.
Con escaso análisis (o una lectura muy primaria) y bajo la premisa de total desconfianza respecto a las instituciones, algunos voceros de la oposición han salido presurosos a la palestra pública para “denunciar” que el adelanto de elecciones “es un plan para favorecer al MAS”. Peor todavía: creen que el TSE no sólo sincronizó este asunto con el aval constitucional que viabiliza la reelección del binomio Morales-García Linera, sino que en realidad es una decisión del Gobierno para tener dos meses menos de “repudio y desgaste”.
No deja de ser preocupante el modo en que una cuestión técnica genera tal suspicacia. “Piensa mal y acertarás”, dijo como justificativo el jefe del residual MNR. ¿Ese es el principal argumento para oponerse, presumir, descalificar? Sólo faltaría que aparezca algún desubicado oficialista diciendo que en realidad el “adelanto de elecciones” es una maniobra de la oposición, aliada al traidor TSE, para recortar el mandato del Presidente.