El negocio de las armas
Parece que el rompecabezas de la guerra ya está armado: Estados-petróleo-armas y grandes empresas
Como sigo sin entender la guerra en Siria, promovida por un Premio Nobel de La Paz y en alianza con su archienemigo Al Qaeda, consulté el informe sobre las Tendencias en la transferencia internacional de armas, del Instituto de Investigaciones de la Paz Internacional de Estocolmo (Sipri).
El informe, similar a la Organización Mundial del Comercio pero del comercio de armas, presenta a los seis más grandes exportadores de armas: EEUU con un 31% de las exportaciones mundiales, seguido de Rusia con el 26%, por eso ambos pulsean en Siria. Tercero está Alemania con el 7%; seguido de la Francia (6%) de Hollande, quien está muy interesado en Siria; quinto China, el nuevo exportador mundial, con el 5%; y sexto el Reino Unido con 4%. Lo más interesante es que si se excluye a Alemania, estos principales exportadores de armas son los cinco países miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, que tiene la responsabilidad primordial de “mantener la paz y la seguridad internacional”. También encontraremos que si se excluye a China, estos países son miembros del G8 (Grupo de los países más adelantados).
Entre los principales países de destino, es decir importadores de esas armas, están India con el 12% de las compras mundiales, seguida de China (6%), Pakistán (5%), Corea del Sur (5%) y Singapur con el 4% del total importado. El principal proveedor de los dos primeros, India y China, es Rusia. A Pakistán, donde estaba escondido Bin Laden, le abastece China, seguido de EEUU. El proveedor de Corea del Sur es EEUU y, finalmente, al país más competitivo del mundo, Singapur, le abastecen EEUU, Francia y Alemania.
Pero si uno amplía el análisis a los 20 importadores mundiales se va a encontrar en que los actuales aliados de EEUU como Emiratos Árabes, Arabia Saudita, Turquía, Irak y Afganistán, en total demandan el 13% de las armas mundiales; y con razón parece que el comercio del petróleo, en el marco del comercio justo, se compensa con el comercio de armas. De esta forma parece aclararse el rompecabezas de la intervención pasada a Irak, sin haber encontrado armas químicas; a Libia y ahora a Siria, que casi no tiene petróleo pero es cabecera de playa a Irán; así como también la financiación desinteresada de Arabia Saudita.
Pero el problema no termina aquí, más bien empieza. El Sipri señala que las ventas de armas y de servicios militares realizadas por las mayores empresas exportadoras de armas, las TOP 100, alcanzan $us 410.000 millones en 2011. ¿Pero quiénes son las principales empresas exportadoras? En primer lugar está Lockheed Martin, empresa de aviones, electrónica, misiles y aeroespacial, con $us 2.655 millones de utilidades en 2011. La segunda es Boeing, en el mismo campo y con $us 4.000 millones de utilidades, ambas empresas estadounidenses, que muestran que el negocio de la guerra no es tan malo. En el puesto 17 está Rolls Royce, experta en motores y General Electric.
Parece que el rompecabezas de la guerra ya está armado: Estados-petróleo-armas y grandes empresas. ¿Y las armas químicas? Los datos que tenemos son de armas convencionales y no hay de las “no convencionales”; aunque para el New York Times, las químicas son “armas demasiado horribles”, como si la guerra no fuera en sí un hecho demasiado horrible. Se dice que las químicas son de uso masivo, pero las bombas nucleares también lo son. ¿Entonces, por qué no prohibimos de una vez todas las armas?
Es ex-presidente del Banco Central de Bolivia (BCB).