Señales de contracción
La agricultura, la industria y el turismo se verán afectados por el fenómeno de El Niño
Después de algunas de las declaraciones formuladas por autoridades del ámbito económico del país, pareciera que las metas fijadas para impulsar la economía nacional no serán suficientes para alcanzar el crecimiento proyectado del 5% del PIB, e incluso podría estar por debajo del 4,5%, con lo que el pago del segundo aguinaldo en esta gestión no se materializaría.
Según señaló el Ministro de Economía, un factor que probablemente impida alcanzar el crecimiento proyectado del PIB es la incidencia del fenómeno de El Niño, que de acuerdo con estimaciones de la propia Agencia Espacial Norteamericana (NASA), se prevé que este año sea el más “grande y poderoso” desde que se tiene registro, con sequías e inundaciones en toda Sudamérica.
Resulta evidente que estas no son buenas noticias para los sectores productivos, como el agrícola y el pecuario, esto sin considerar el impacto en las cadenas productivas e industriales a las que se hallan ligados. Ante este panorama poco alentador surgen preguntas y dudas respecto a la capacidad que tiene el Estado (Gobierno central, gobernaciones, municipalidades y sector productivo privado) para soportar los embates climáticos que podrían registrarse en los próximos meses, y que lógicamente deberían ir más allá de solamente lanzar declaratorias de emergencia en las zonas que se vean afectadas, ya que esta situación podría reducir la oferta alimentaria, incrementando la inflación.
Un segundo elemento que conspiraría contra el PIB de 2016 es la baja cotización en los precios de todos los bienes que exporta Bolivia, y que en los primeros meses del año se redujeron en 35% respecto al mismo periodo de 2015. Una situación ciertamente preocupante, porque ni siquiera una mayor producción de los bie-nes que exporta el país podría compensar la reducción de los precios. Los efectos directos se notan en la caída de las Reservas Internacionales por concepto de divisas provenientes del comercio exterior, lo que además presiona a una devaluación del dólar respecto al boliviano.
Un tercer factor es el reptante crecimiento del índice de mora en el sistema financiero, anunciado por las entidades financieras. Indicador que aparentemente no generó mayor preocupación entre las autoridades económicas, financieras y monetarias del país, cuando el hecho al menos debiera ameritar un esbozo de inquietud.
Lo evidente es que la dinámica de varios sectores está comenzando a contraerse. Y ante esta coyuntura, el Gobierno tiene previsto contrarrestar estos efectos con una mayor inversión pública en hidrocarburos, energía y carreteras. De todas maneras, los efectos en la rentabilidad serán menores en el corto plazo, porque los precios están deprimidos en desmedro de la agricultura, la industria y el turismo, que serán los sectores más golpeados por el fenómeno de El Niño.