Proyectos de energía eléctrica
Podemos concluir que se ampliaron la cobertura y la provisión de energía eléctrica a nivel nacional
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Horacio Valle
Ante un escenario económico que genera incertidumbre y especulación, considero importante realizar una reflexión sobre los proyectos de energía eléctrica en los que se invirtió en gestiones pasadas y hoy representan una oportunidad para mejorar dicho contexto.
La ejecución presupuestaria de proyectos de inversión a cargo de empresas filiales de ENDE Corporación, desde 2012 a 2022, fue de Bs 26.214 millones, de los cuales un 26% fueron proyectos de generación de energía, un 43% fue destinado a proyectos de transmisión y un 31% en proyectos de distribución. Este hecho ha marcado una tendencia importante de mejora en el Índice de Consumo de Energía, el cual es un indicador que considera la evolución y el comportamiento del consumo de energía eléctrica del sector público y privado, desagregados en diversas categorías como doméstico, industrial, minería, alumbrado público, pueblos, entre otros.
Consulte: Acuerdo Gobierno-empresarios
Efectivamente, este índice a nivel mundial es empleado como un indicador de desarrollo y crecimiento económico, toda vez que dentro el sector industrial es un indicador del nivel de actividad económica en razón que los sectores de manufactura, minería y construcción demandan grandes cantidades de energía. Asimismo, a medida que una sociedad se urbaniza, la demanda de electricidad aumenta para proveer de energía a infraestructuras urbanas, viviendas, transporte eléctrico, servicios públicos y comunicaciones.
Por otra parte, también indica una mejora en la calidad de vida, ya que las familias usan más electrodomésticos, dispositivos electrónicos, aire acondicionado y calefacción. De igual manera, muestra el crecimiento económico del sector servicios, en razón que las oficinas, comercios, entretenimiento y telecomunicaciones demandan mayores cantidades de energía. Al mismo tiempo, en economías más desarrolladas o en desarrollo existe una tendencia a desplazar el consumo de energía hacia fuentes más limpias y sostenibles, lo que puede incrementar el consumo de electricidad, así como los procesos que aumentan la digitalización y la automatización.
En efecto, en 2005 este indicador tuvo un valor de 2.924 y mostró un carácter creciente hasta 2019, disminuyendo su valor en 2020 por los ya conocidos efectos de la pandemia del COVID-19, recuperándose en los años posteriores hasta alcanzar un máximo de 7.258 en 2023, el más alto registrado desde 1990, por lo cual existió un evidente incremento de este indicador que refleja mayor crecimiento y desarrollo económico. Este aspecto puede corroborarse cuando se observan las estadísticas de generación y consumo de energía eléctrica a nivel nacional, toda vez que en 2005 se generaron 4.694 gigavatios y el consumo fue de 4.194 gigavatios; mientras que en 2022 se generaron 11.513 gigavatios y se consumieron 10.565 gigavatios, un destacable crecimiento del 145% y 152%, respectivamente.
Por citar un ejemplo, el Programa de Electrificación Rural se enfocó en la contribución para la reducción de la brecha de la pobreza entre el área rural y urbana, siendo una de sus causas principales las diferencias de acceso a infraestructura y servicios públicos básicos, por lo cual éste programa promueve el uso productivo de la energía beneficiando a más de 28.000 hogares, lo cual incrementó la cobertura y universalización del servicio eléctrico en el área rural.
En este sentido, podemos concluir que se ampliaron la cobertura y la provisión de energía eléctrica a nivel nacional, que junto a la infraestructura caminera constituyen proyectos que apoyan al desarrollo productivo; sin embargo, es necesario que exista un complemento adicional sustancial que ofrezca mejoras institucionales jurídicas, replanteamiento de aspectos impositivos, arancelarios, mercado de divisas, subvenciones, optimización de procesos para la importación y exportación, normativa laboral, entre otros, lo cual promoverá la inversión y la generación de empleo, en sectores que posean una ventaja competitiva y tengan identificados mercados tanto nacionales como extranjeros, que abarquen la producción de grandes y medianas empresas, así como pequeñas y microempresas, siendo estas dos últimas las que mayor cantidad de mano de obra absorben, por lo cual generan mayor cantidad de empleos directos.
(*) Horacio Valle es economista