Un singani de Villa Abecia guarda el alma de un teatrista
Imagen: Archivo Tonelito
Imagen: Archivo Tonelito
¿Es posible que un actor pueda concentrar su esencia en una bebida espirituosa? Así lo prueba Kike Gorena
Que un perfume lleve el nombre de un actor famoso es cosa de todos los días en Hollywood, pero que un destilado —un singani, y de Villa Abecia, además— lleve el nombre —y el alma— de un teatrista boliviano es menos común. El actor, director y dramaturgo potosino (1978) Kike Gorena es el hombre en cuestión. Y él mismo va a relatar este su paseo por los élixires de la uva moscatel de los Cintis.
— Cómo surge la idea de lanzar tu propia marca?
— Como alguien diría, “me han obligado” los amigos que han sido mis primeros clientes cuando vendía este embotellado como singani de Villa Abecia. Como buen embajador cinteño me tocó propiciar varias degustaciones donde pude ver cómo este singani, literal, les acariciaba el alma… aunque una amiga por molestar decía que también le acariciaba el hígado. Estos degustadores muy entusiastas siempre alimentaron entre broma y broma la fantasía de que el Tonelito algún día será un singani top, súper famoso y reconocido. Así nació la idea de bautizarle como ya le llamaban de cariño: Tonelito de Gorena.
El segundo paso fue hacerle una etiqueta. Todo entra por los ojos y un producto artesanal sin nombre y sin etiqueta no te entusiasma mucho, salvo que ya lo hayas probado. Así fue que, jugueteando con mis primos y primas, hicimos la fotito que después sería nuestra primera etiqueta, que se basó en el Dios de Miguel Ángel, quien alcanza una copa de singani a un mortal. Como reza en nuestra actual etiqueta “Un día el maestro singanero, cual fresco de Sixtina, alcanzóme su bebida, sostenido por querubines, que cantaban hasta los confines.”
En nuestro caso el maestro singanero es mi tío Ramiro Ibañez, todo el honor y gratitud al mago de la uva que convierte el fruto divino en ese singani exquisito, al que de cariño todos en el pueblo le conocen como Calacho.
— Esta bebida evoca además imágenes: ¿Qué ha significado en tu vida el singani?
— Yo me crié viendo cómo mi papá preparaba sus cocteles y chuflays con el singani que le llegaba de Villa Abecia, de donde él era. Nosotros vivíamos en Potosí y todos los fines de semana, antes del almuerzo, era de rigor tomar unos aperitivos. Ni siquiera a los niños se nos mezquinaba el vino ni el singani; por supuesto sorbitos, no van a creer que me daban en mi mamadera.
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Así fue que me contagié del entusiasmo de mi viejito para preparar sus finos cocteles. Se notaba que le causaba orgullo convidar el traguito de su tierra, y qué mejor si era con limones de Villa Abecia, si de chuflays se trataba. El singani para mí es un vínculo directo con la tierra cinteña, donde pasé mis mejores vacaciones. Es el verdadero cable a tierra donde realmente se ejerce la libertad. Supongo que por eso me da por romantizar sobre ese líquido que tiene contenido el esfuerzo del viñatero, el talento del destilador, el trabajo de la naturaleza para producir esa uvita y lo más increíble es que todo eso se logra sentir cuando tomas un sorbo del Tonelito. Algo mágico pasa ahí, no es así nomás. Por eso la misión que tengo como El Duque del Singani es lograr que más personas tengan la posibilidad de tomarse y conocer un Tonelito de Gorena.
— ¿Cómo describes la personalidad de tu marca, que se evidencia en la publicidad que sueles hacer al singani?
— Su personalidad está en el atribuirse poderes y títulos que dice que te otorgan cuando tomas Tonelito. Sin admitir que se trate de publicidad engañosa, más bien, tiene que ver con jugar con lo que no está del todo descartado. Porque Tonelito sí te puede mostrar las estrellas, o te ayuda a conectarte con tus raíces y te hace hablar en lenguas. También te puede dar glamour, aunque flotando en un estanque sobre una cama de botellas pet. O te puede dar la inmortalidad de un vampiro. O te ayuda a conquistar a tus suegros. Quizá te ayude a cruzar a pie el salar de Uyuni.
Revisando en el “Face” las primeras publicaciones que hacía, ya estaban en esa línea de afirmaciones marketeras y osadas, como una que decía que “Tonelito de Gorena no te abandona ni en el auto de buen Gobierno #pedidosInbox”. Más allá de tratarse de algo serio o en juego, creo que hay un limbo de lo indefinido donde siempre me ha gustado jugar, incluso desde el teatro.
Si solo ofrezco el mejor singani de Villa Abecia no es suficiente, por muy verdadera que sea esta afirmación. Hace falta propuestas publicitarias más arriesgadas para salir del molde y sobresalir del resto. Alejarse de la pretensión de ofrecer, clase, distinción, exclusividad, status… valores que están lejos de la mayoría de la población. Sería más lindo querernos tal cual somos y apreciarnos también con nuestras imperfecciones. Recuerdo que cuando sondeaba el impacto de mis publicidades con los compañeros de mi promoción, la sensación era parecida. Me pedían que se muestre personas más elegantes, vasos mas finos, como si el encanto del singani no estuviese también en sus alegres borrachitos. Otras amigas se fijaban si las uñas de la actriz estaban bien pintadas. Detalles a los que conscientemente me rehusé porque quiero que quede la sensación de que el singani no es ni para algunos ni para todos; es para cualquiera, como el teatro, según Javier Daulte, gran director y dramaturgo.
— ¿Cómo se funde el singani con tu trabajo en el teatro?
— Tengo que admitir y agradecer que la mística de mi singani está construida también por quienes me acompañan de buena voluntad a hacer las publicidades, donde participan desde la técnica o desde la actuación. Son grandes valores como Coco Toro, Mizkicho Valverde, Pedro Grossman, Diego Massi, Javier Badani, Ale Molina, Eric Calancha, Nicole Terrazas, Francia Oblitas, Ale Viviani, Carlos Guzman y Alejandra Sanzetenea, todos ellos del teatro o el cine. Este apoyo es una evidencia de que el teatro y el singani tienen que ver y pueden conversar saludablemente a través de nosotros, que somos honestamente felices con las cosas sencillas.
— ¿Cuál ha sido la recepción en La Paz?
— Creo que la gente aprecia mi singani por las demostraciones de cariño que hacen al comentar su experiencia, muchas veces con palabra llenas de poesía y auténticos deseos de que me vaya bien. Una vez, por ejemplo, en el comprobante de una transferencia pusieron como referencia: “pago de trago rico”. También me mostraron los lugares donde guardan sus botellas, los tragos que preparan o sus maneras de consumirlo, como el estilacho sublingual de Luis Bredow o el sorbo a sorbo sostenido de Fernando Figueroa.
Como es un singani artesanal, la venta es de tú a tú. Se puede pedir por la página en Facebook e Instagram o al WhatsApp 72141212. En Rayuela, El Bestiario o Casa de Piedra en La Paz, les pueden hacer con Tonelito de Gorena un rico traguito.
Texto: Miguel Vargas
Fotos: Archivo Tonelito