Güembé: Un paraíso natural en el Urubó
Mariposas, aves y orquídeas hacen del centro su hogar, a diez minutos de la capital cruceña.
Comenzó como un espacio privado en el campo, ideal para relajarse. Poco tiempo después, las exóticas mariposas que hacen su hogar en la zona del Urubó, a diez minutos de la capital cruceña, inspiraron al empresario Carlos Rezniceck a crear un espacio de entretenimiento e investigación de esos insectos.
Cuando se abrió en 2005, el centro consistía solamente en un mariposario, un espacio en el que los clientes podían conocer diferentes especies de mariposas. Hoy, estos insectos son una parte importante de un complejo mayor y de oferta muy amplia. Hay 180 especies de mariposas encontradas en el Urubó, de las que se puede observar en una carpa —espacio sellado con malla milimétrica donde los ejemplares pasan su vida adulta, se alimentan y se reproducen— y al aire libre, revoloteando también en los espacios dedicados a la investigación científica.
Con el paso del tiempo, el empresario vio el potencial educativo y de conservación de la obra, de manera que extendió su trabajo a más de 24 hectáreas.
Ahora, no son sólo las mariposas el objeto de investigación y protección, sino que el biocentro Güembé cuenta también con un museo, un espacio para tortugas, un aviario e incluso un pantano natural.
“Estamos en crecimiento continuo. Hemos construido nuevos edificios y espacios y expandido nuestra oferta para así brindar un espacio a toda la familia”, argumenta Efraín del Carpio, jefe de sistemas y supervisor de las instalaciones.
Esa expansión, sin embargo, es cuidadosa, aclara Del Carpio. Cada nuevo proyecto debe tomar en cuenta el ecosistema que cobija al centro. Ninguna de las nuevas construcciones puede consumir la flora del lugar, ya que uno de los objetivos del emprendimiento es asegurar la conservación de las formas de vida que caracterizan al Urubó.
El complejo cuenta, además, con salones de reuniones y un auditorio. Estos espacios están disponibles para la realización de eventos tales como seminarios o dinámicas empresariales.
La habilitación de las piscinas de diferente tamaño y profundidad, así como la presencia de un restaurante y un snack, permiten que el visitante tenga actividades para todo el día.
La belleza natural sigue siendo la principal oferta de la iniciativa. Por ello, los alojamientos, el restaurante y el resto de las instalaciones han sido levantados de tal manera que la flora del lugar no se vea afectada por la deforestación.
Los diferentes claros que existen en las 24 hectáreas cuentan con esculturas relacionadas a la vida y a los principales habitantes del Urubó. En la entrada, una serie de insectos, arácnidos y mamíferos de metal son el paisaje de bienvenida. Una serie de molinos de viento ayuda con la provisión de energía y una verja separa el centro de un pantano natural. El diseño de los edificios trata, asimismo, de asemejarse lo más posible a lo natural. El aviario tiene una plataforma flotante por donde se realizan los paseos y el orquidiario cuenta con estructuras de piedra que sostienen a los especímenes mimetizándose con su apariencia de plantas.
Para que las personas lleguen a conocer todas las instalaciones, el biocentro cuenta con un paseo que se realiza cada hora. El recorrido completo toma cerca de una hora y media y está incluido en el costo de la entrada que es de Bs 120.
El paseo se inicia, normalmente, con una visita al micromuseo de la Evolución. Fósiles, insectarios y muestras geológicas son los objetos que se exponen con el objetivo de facilitar al visitante un viaje por la distintas eras de la vida.
La siguiente parada es un laboratorio donde los huevos y las larvas pueden desarrollarse sin problemas. Este espacio cuenta con casilleros cubiertos por mallas milimétricas, en los cuales los gusanos de las diferentes especies son alimentados y observados por el personal de turno.
A diferencia de otras muestras —en esta instalación hay vitrinas para tarántulas y otros invertebrados—, los habitáculos de las mariposas en etapa larvaria no están sellados y tienen espacios lo suficientemente grandes como para que el insecto salga de allí libremente.
Más de un visitante se pegó un susto mayúsculo al descubrir que estos animales están cerca de su nariz, colgando cabeza abajo e iniciando su transformación en crisálida. Cuando llegan a este estado, los especímenes son traspasados a un contenedor diseñado para que la transformación se efectúe sin dificultades.
Una vez que el insecto alcanza la edad adulta, el ejemplar es trasladado a una caja con alimentos hasta que termine de fortalecerse, para luego terminar en el mariposario, donde finalizará su ciclo vital.
“No nos limitamos solamente a mostrar a las mariposas. El biocentro es también un complejo dedicado al estudio y conservación de las especies endémicas de la región”, indica Del Carpio.
Güembé tiene un acuerdo con universidades de Colombia, para que los alumnos hagan sus prácticas en el lugar. Y, aunque no hay un convenio formal, los estudiantes de las casas nacionales de estudios, principalmente de la Universidad Mayor Gabriel René Moreno de Santa Cruz, pueden acudir al centro para solicitar la realización de sus prácticas en las instalaciones. Estas pasantías pueden ser tanto en el área de ciencias biológicas como en la de administración comercial o turística.
El recorrido conduce por los extensos terrenos de las instalaciones, incluyendo un espacio dedicado a la crianza de abejas. Son dos las especies que los guías presentan en detalle. Estos insectos no son agresivos. Pequeños y de color negro, estos productores de miel de gran calidad reciben el apodo de “señoritas”, por su delicada estructura, aunque cuando se trata de defender la colmena, salen en enjambre para apabullar a su enemigo.
Los espacios verdes de Güembé están densamente cubiertos por vegetación nativa. “Ninguna de las plantas es de un origen ajeno, todas son originarias de la región”, explican los guías. Esto incluye al temido palosanto, hogar de una especie de aguerridas hormigas.
Descanso y diversión
Una de las secciones del biocentro que más comentarios entusiastas despierta entre los visitantes es el aviario, un espacio de 2.500 metros cuadrados de superficie, con una altura de 30 metros y un puente de 250 metros de largo a través. En ese lugar las personas se hallan muy próximas a parabas, tucanes y pavo reales que vuelan y se posan cerca de los humanos. En la parte de abajo de la instalación, las especies de tortugas deambulan sin restricciones.
Francisco Prada, un turista mexicano de 58 años, no deja de sacar fotografías a un tucán durante el recorrido acompañado por Escape. “Nunca imaginé que vería tan de cerca un animal de éstos; es algo maravilloso que podré contar a mis nietos”, exclama sin dejar de seguir por la lente al picudo animal.
Además de las aves, este espacio cuenta con otro gran atractivo: un observatorio en forma de torre de 35 metros de alto. De apariencia frágil, una escalera de caracol lleva a los valientes a una plataforma elevada desde la cual se puede observar casi la totalidad del parque Amboró y parte de la siempre creciente área urbana de Santa Cruz de la Sierra.
Tras bajar de la torre, toca el turno de ver el orquidiario. Este espacio está atravesado de senderos rodeados de árboles en cuyos troncos se entrelazan esas flores, más de una veintena de especies caracterizadas por sus extrañas formas, extravagante belleza y colorido.
Complementa esta parte un vivero. Allí se trabaja con 240 distintas especies, de las cuales 195 son nativas y 45 híbridas.
Finaliza el paseo una visión del pantano. Separado del resto del centro por una reja metálica, por esa parte de los terrenos se observa a un ñandú, un cerdo de monte y otros animales que disfrutan de esa humedad. Hay muy poca interacción en ese lugar para evitar que la intervención humana dañe el frágil equilibrio.
Descanso y diversión
Y para finalizar, están las piscinas y lagunas. El área acuática cuenta con diez pozas, para grandes y chicos, totalmente naturales y en desnivel. La principal tiene un fondo de arena blanca y cuenta con una cascada, cuyas aguas descienden hasta las lagunas. En esos cuerpos de agua, los amantes de los deportes acuáticos podrán remar en kayaks alquilados.
Un carruaje mecánico y otro a caballo permiten otra forma de recorrido por el biocentro, aunque sin paradas ni información; es ideal para relajarse después de un largo día, explorando las bellezas naturales de ese paraíso tan cercano a la ciudad.
En la página web de la institución, www.biocentroguembe.com, el interesado puede conocer los paquetes y ofertas existentes. Estas promociones incluyen paquetes para empresas, familias o para los clientes más asiduos. Esto incluye la posibilidad de obtener una tarjeta de membresía, la que facilitará el acceso a los servicios, tanto para una estadía prolongada como para una visita por el día. La cercanía del biocentro a la capital cruceña convierte al lugar en una opción ideal para pasar el domingo en familia.