Redes en guerra
La abundancia de información y la construcción de escenarios para un posible conflicto.
Hace algo más de dos décadas, el futurista estadounidense Alvin Toffler escribió sobre cómo serían las escaladas bélicas del mañana, pronósticos que aunque hayan parecido un muy lejano vaticinio por aquel entonces, hoy empiezan a encender la alarma en algunas regiones del planeta. Lo hizo en su libro Las guerras del futuro, en coautoría con su esposa Heidi, en cuyas páginas se afirma que en un contexto donde todo es consecuencia del surgimiento de la revolución tecnológica, de la sociedad del conocimiento, de la alta tecnología, de la informática y de la comunicación, la capacidad de acceso a la información se convierte en un recurso más que crucial, lo que, de manera inevitable en esa pluralidad de puntos de vista, generaría un rosario interminable de posiciones cuya verdad no será nunca la definitiva. Y eso es lo que la humanidad ha estado emplazando últimamente, desde los periódicos digitales y los convencionales, desde las redes sociales, la televisión abierta y por cable, las radios de antena y las on-line, además de las diversas apps que llegan hasta los teléfonos móviles. Los medios y los soportes que amplifican información han dictaminado que la humanidad se encuentra a minutos nomás de una nueva gran guerra. Y si ellos lo dicen…
Es inevitable. Las guerras se viven a través de los medios, convertidos éstos en un elemento fundamental para la construcción de escenarios y coyunturas en las que poco o nada tienen que ver la libertad de expresión y la búsqueda de la objetividad. Se narra de acuerdo con los intereses, de uno u otro lado. El investigador hondureño Ricardo Arturo Salgado explica que los conglomerados mediáticos son más un instrumento destructivo, estratégico para la dominación y recolonización de países enteros. “Con la constante innovación de la tecnología, los medios transnacionalizados multiplican su capacidad de copar todos los espacios informativos, culturales, artísticos, llegando a monopolizar lo que hace tiempo denominan ‘industria del entretenimiento’”.
¿La guerra como entretenimiento? Con la primera invasión a Irak de parte de Estados Unidos en agosto de 1990, el mundo tenía la posibilidad de admirar desde su butaca el bombardeo indiscriminado hacia la población. Fue un espectáculo que sin dudas superó cualquier rating; la guerra estaba siendo televisada a todos los rincones del planeta como si se tratara del cierre de algún evento deportivo con sus fuegos de artificio. Asimismo, la versión oficial no reportaba daños civiles ni colaterales y todo se hacía en nombre de los justicieros que buscaban acabar con el dictador de tupido bigote y espadas con diamantes. ¿Reportes de la contraparte? Pues nulos o casi, los informativos del hemisferio occidental tenían la exclusiva asegurada y en ese mapa imposible lograr la otra versión que no sea la hilvanada por estos centros de poder. De hecho, los medios saben muy bien cómo preparar a cada ciudadano para hacer “menos dolorosa” la aceptación de una masacre. “La realidad que percibe cada individuo no es la misma que afecta a la sociedad, de modo que los intereses fabricados para el nada tienen que ver con el sujeto mismo. De esta forma se construyen entornos favorables a cosas que resultan absurdas en extremo”, dice Salgado a la cadena Telesur.
- Versiones
Con la irrupción de las redes, el escenario se tornó en toda una vorágine. Twitter, Facebook, Instagram y Tumblr, entre otras menores, son las pantallas por donde circulan las versiones de los bandos opuestos en litigio y las simpatías de sus seguidores que envían mensajes de aprobación o desaprobación desde la comodidad de sus hogares u oficinas. Así, muy complicado tener una visión clara y objetiva de lo que en realidad está sucediendo. Las redes sociales han dado al individuo a veces anónimo o con el nombre superpuesto la posibilidad de informar a un público incalculable de forma inmediata y sin necesidad de pasar por redacciones o cuestionamientos editoriales, lo que revela su alta peligrosidad.
Sucede con lo de Siria. Las versiones sobre el bombardeo con armas químicas el 4 de abril que dejó más de 80 muertos y decenas de heridos son diversas, cualquiera de ellas posible, confundiendo y logrando incondicionales en igual medida. Ante aquella desgracia aún no aclarada, los activistas narraron los hechos en tiempo real a golpe de Twitter y WhatsApp e informaciones publicadas en distintos sitios de internet se hicieron virales sin dejar lugar a la duda y, lo que es peor, este aluvión de acusaciones amenaza con desencadenar una nueva gran guerra mundial con resultados catastróficos para la humanidad. La revista Popular Science publicó recientemente un artículo que detalla los efectos posibles de un enfrentamiento nuclear de escala regional, según los resultados de una simulación informática que tomó como modelo solamente a las potencias de India y Pakistán.
El gran impacto causado sería sobre el medio ambiente; la atmósfera se vería invadida por cinco megatones de carbón negro absorbiendo el calor del sol y una parte de este carbón negro caería posteriormente con la lluvia, lo que contraería un notable descenso de la temperatura. Por otro lado, las reacciones químicas en la atmósfera destruirían la capa de ozono que protege a los habitantes de la Tierra contra la radiación ultravioleta, lo que causaría más quemaduras del sol y casos de cáncer de piel en la gente y podría desestabilizar el ADN en varios tipos de cultivo, entre ellos el maíz, además de que cerca de 2.000 millones de personas en todo el mundo se verían afectadas por la crisis alimentaria tras una caída drástica de las superficies cultivadas y la producción de comida. Esta es información que abunda en las redes.
Como ésas, otras tantas que aseguran que las decisiones del presidente de la primera potencia obedecen a lineamientos por instaurar un Nuevo Orden Mundial y que su bella hija Ivanka fue la instigadora para tremenda masacre, o que en realidad son los Iluminatti quienes buscan controlar el crecimiento acelerado de la población mundial, o que son los seres reptilianos los que provocan estos giros de timón de cuando en cuando en la historia de la humanidad, o que el bombardeo contra el país árabe fue en realidad planeado por la Casa Blanca antes de que se conociera el ataque con armas químicas. ¿No lo cree? Está en las redes. Las “dueñas” de las mil verdades. l
DATOS DE TELESUR, BBC, HISTORY Y RT.