El retorno de los Macho Man
El grupo estadounidense fue ‘fabricado’, representó a la comunidad gay con sus éxitos de corte pop y hoy celebran 40 años de carrera.
Un policía, un indio, un constructor, un bombero, un motociclista y un vaquero con una coregografía bien ensamblada. Hace cuatro décadas, este grupo de personajes dio vida a una de las agrupaciones más exitosas del orbe que llamó la atención por sus disfraces y sus canciones pegadizas, con letras sugerentes, llenas de doble sentido y polémica de por medio, además de convertirse en íconos de la comunidad gay. Hoy, 40 años después, el sexteto ha vuelto al ruedo brindando una gira mundial que los trajo al vecino Perú, entre otros países, un retorno que no reserva comentarios para todos aquellos que disfrutaron o sufrieron de sus canciones.
¿Cómo empezó todo? Corría la medianera de los 70 y el compositor y productor francés Jacques Morali descubrió a Felipe Rose, un bailarín que actuaba disfrazado de aborigen norteamericano en Greenwich Village, Nueva York, una conocida zona de ambiente gay, que posteriormente serviría como inspiración para el nombre de la agrupación. También descubrió a Víctor Willis y Álex Briley, a quienes había visto cantar en The Wiz, un musical de Broadway, y a partir de ahí comenzó a realizar una serie de castings de los cuales surgieron los otros tres integrantes del grupo: Glenn Hughes (no, no es el bajista y cantante de Deep Purple, es otro), David Hobo y Randy Jones.
Así las cosas, el grupo empezó a presentarse con esa puesta tan característica por su variedad, y aunque comenzaron a ser la banda insignia del movimiento gay, solo dos de ellos eran homosexuales: el indio (Rose) y el vaquero (Jones), el resto de miembros eran heterosexuales, pero su imagen y su estética lograron conseguir el efecto deseado respondiendo a un proyecto planificado y estudiado muy sesudamente.
Willis era la voz principal y el resto se encargaba de los coros y una coreografía que acompañaba al cantante. Eso sí, todo mezclado con ritmos muy pegajosos y danzas simpáticas que serían imitadas por otros grupos en el mundo. Hacia 1977 salió su primer disco Village People, que incluía temas como San Francisco (You’ve got me), In Hollywood (Everybody is a star) y Fire Island. Un año más tarde, en febrero de 1978, alcanzaron la fama de manera masiva con la producción Macho Man, la cual narra sobre las aspiraciones del hombre ordinario de poder convertirse en el súper-hombre que no se doblega ante nada y que se mantiene firme sin importar lo duro que se ponga el destino.
Sin embargo, la explosión que los colocó en boca de todos ocurrió en septiembre de ese mismo año, cuando editaron su tercer disco, Cruisin, en el que se incluía la famosísima YMCA, que les dio fama mundial.
Pero con el masivo éxito también llegó la polémica. El nombre de aquel clásico de discoteca es la abreviación de Young Men’s Christian Association (Asociación Cristiana de Jóvenes), una organización juvenil, no lucrativa, y repartida alrededor del mundo que fue fundada en Londres, Inglaterra, el 6 de junio de 1844, con la premisa de dar cobijo y proporcionar un futuro mejor a jóvenes de barrios marginales. La asociación organizaba torneos deportivos y diferentes eventos y poco a poco fue adquiriendo relevancia mundial, abriéndose delegaciones del YMCA en países como el nuestro.
Los Village People, explicarían posteriormente, quisieron dedicarle un tema a la labor que desarrollaba esta asociación, pero dicho gesto no fue visto con buenos ojos por parte de los responsables de la organización que no creían que fuese correcto que un grupo declarado abiertamente homosexual cantase un tema dedicado a una asociación de principios cristianos y, sobre todo, por cuestiones de copyright de la marca ‘YMCA’. Por eso interpusieron una demanda que fue retirada posteriormente, según parece al solucionarse fuera de los juzgados y con una buena suma de dinero en forma de cheque. Pasada la contingencia en 1979, Willis abandonó el grupo y fue sustituido por el vocal Ray Simpson, con quien editaron el disco Go West, del que se desprendía el sencillo In the navy, con el que lograron mantenerse en los rankings mundiales. Esta canción no tiene nada de especial más que su videoclip promocionado por el mismo Gobierno estadounidense, lo cual provocó mucha polémica por los reclamos de la gente que se negaba a creer que sus impuestos fuesen para producir un clip musical. También resultó evidente que este hit mandaba un mensaje subliminal para reclutar jóvenes para el servicio militar en Estados Unidos: “En la Marina / vamos gente, manifiéstense / En la Marina / que no ven que necesitamos una mano / En la Marina / vamos, protege a la madre patria / En la Marina / vamos y únete a tus compañeros”. Aquel fue el último éxito del grupo; en 1980, Jones decidió abandonar a “los village” y su lugar fue ocupado por Jeff Olson. Pero la nueva década empezó a complicarse para ellos, ya que ante el surgimiento de bandas con estilos diferentes, su música comenzaba a considerarse como “pasada de moda”. Es por esto que sus siguientes materiales discográficos como Renaissance (1981), Fox on the box (1982), In the street (1983) y Sex over the phone (1985), fueron un rotundo fracaso al igual que un proyecto en forma de película que llevaba por título ¡Que no pare la música! Entonces, los integrantes del grupo se dieron por vencidos y en 1986 decidieron dar fin a la agrupación y probar suerte como solistas, pero todos con fracaso rotundo. En 1994 mezclaron otra recopilación de temas llamada The Very Best of Village People y grabaron el himno de la selección alemana de fútbol Far Away in América, para el mundial realizado en Estados Unidos en 1994. En el 2000 y 2001 grabaron dos lamentables discos más hasta este aplaudido retorno en el patio trasero con una serie de actuaciones por sus 40 años, recordando aquellos hits con una renovada formación y los mismos personajes de siempre. l
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