La casa de los prisioneros paraguayos en Quime
Durante la Guerra del Chaco (1932-1935), esta población paceña recibió a los presos en la blanca casa de Teodomiro Urquiola
Imagen: CICR
Cayeron en poder del enemigo; 18.000 bolivianos prisioneros en Paraguay, 2.500 paraguayos en Bolivia. Un grupo de “pilas” —como eran llamados los paraguayos durante la Guerra del Chaco (1932-1935)— llegó hasta una casa blanca de estilo republicano de dos plantas con puertas y ventanas azules, terrazas y patio interior. Era la casa de Teodomiro Urquiola, diputado en dos períodos (1931-1936), quien ofreció ese espacio al Ministerio de Guerra para confinar a los prisioneros.
Los nuevos huéspedes estaban en Quime, provincia Inquisivi, en La Paz. En un valle interandino con una temperatura media de 18 grados; en medio de montañas, con vertientes cristalinas y eucaliptos, muy cerca de la mina Caracoles y a 232 kilómetros de la ciudad capital paceña.
Habían caído durante la batalla de Kilómetro 7 (que se extendió hasta febrero de 1932) y habían sido trasladados en camiones. En el pueblo se habla que durante esa época llegaron más de 100 prisioneros, luego de los enfrentamientos que levantaron la moral de las fuerzas bolivianas. Otros prisioneros cayeron después, y fueron a los Yungas, a la ciudad de Cochabamba, a Capinota y Tarata.
La mayoría de los prisioneros paraguayos fueron capturados durante la batalla de Cañada Strongest en mayo de 1934. “Cerca de 1.500 militares paraguayos, entre oficiales, suboficiales y soldados (la tropa), cayeron, y resaltó la cantidad elevada de oficiales, 67 en total”, explicó Oscar Córdova Ortega durante la conferencia Reminiscencias de la Guerra del Chaco.
A metros de la plaza principal de Quime, donde destaca la réplica del reloj londinense Big Ben en la torre de la parroquia Santiago, está la plazuela Urquiola, rodeada de casas de estilo republicano de las familias fundadoras del pueblo (Urquiola, Sarmiento, Garfias y Buezo, entre otras). En 1860, en este lugar fue construida la casa que alojó a los prisioneros paraguayos. Hoy las ventanas están rotas, las paredes desgastadas por los años, hay muros por caer, algún grafiti y se siente el olor a sangre.
El espacio actualmente es utilizado por los matarifes para faenar, hasta que las autoridades de la Alcaldía de Quime, junto con los pobladores, decidan si refaccionarán la vivienda para fines turísticos o si el inmueble será demolido para la ampliación de la plazuela Urquiola.
Durante 1933, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) visitó a los prisioneros en Bolivia y Paraguay. “Al llegar a Bolivia, el 1 de julio, los delegados del CICR se reunieron con representantes del Gobierno y del Estado Mayor del Ejército, así como con colaboradores de la Cruz Roja boliviana. Con estos interlocutores, establecieron un itinerario. En 22 días visitaron a 137 detenidos paraguayos en 6.000 kilómetros de recorrido”, describe el informe del CICR. Esto, a pesar de que ni Bolivia ni Paraguay eran partes en el Convenio de Ginebra de 1929 sobre el trato debido a los prisioneros de guerra.
“Al finalizar la misión, los delegados proponen a los dos gobiernos ciertas mejoras de las condiciones de detención de los prisioneros de guerra, que, en general, se llevan a cabo. Asimismo, proponen la repatriación de los heridos y los enfermos. Se acepta esta propuesta y, el 23 de julio de 1933, el Gobierno paraguayo organiza la repatriación de 26 prisioneros de guerra bolivianos. Y el 22 de agosto, las autoridades bolivianas efectuaron la repatriación de 14 enfermos o heridos paraguayos”, detalla el documento, aunque su trabajo no iba a terminar ese momento.
Durante 1934, el conflicto entre Bolivia y Paraguay se acentuó y el número de prisioneros de guerra aumentó. El CICR decidió enviar una nueva misión para verificar la situación en la que se encontraban. En Quime, los prisioneros paraguayos trabajaron en la construcción de la carretera Quime-Inquisivi —vía que conecta al municipio con los Yungas hacia la izquierda y con Cochabamba hacia la derecha — , abrieron los túneles que van hacia la mina Caracoles y se dedicaron a la cosecha de maíz para enviar a los soldados bolivianos que estaban en el campo de batalla.
Los otros prisioneros paraguayos construyeron kilómetros de la carretera La Paz Coroico —conocida como la “Carretera de la Muerte”—, trabajaron en los cimientos del estadio Félix Capriles en Cochabamba y en la expansión de la laguna Alalay como reservorio de agua.
En la nueva misión de la Cruz Roja se firmó un acuerdo con los dos gobiernos para la repatriación de los prisioneros heridos y enfermos. La operación se realizó en mayo de 1935, y 135 bolivianos y 22 paraguayos retornaron a sus hogares.
El cautiverio terminó.
Tras la aprobación del protocolo de armisticio del 12 de junio de 1935, “los beligerantes procederán a la repatriación general de los prisioneros de guerra, sin que se necesite la intervención del CICR”, así establecía el acuerdo. Los prisioneros retornaron a su tierra y quedó como testimonio la casa blanca en el centro de Quime, en una de las calles donde cada domingo se instala la feria del pueblo, ese lugar que posteriormente fue declarado como “patrimonio histórico” por ordenanza municipal en 2009.
“El señor Teodomiro Urquiola falleció a los 59 años en 1952; pocos años antes había sido nombrado ‘Hijo Predilecto de la Provincia Inquisivi’”, describieron los quimeños Rubén Urquiola Sarmiento y Daniel Urquiola Selaez.
Pasaron 86 años del cese de hostilidades de la Guerra del Chaco, y en Quime recuerdan a los bolivianos que fueron a la batalla, como también a los prisioneros paraguayos que llegaron, las historias que contaban los abuelos del “buen trato que recibieron los paraguayos siendo prisioneros de guerra”. Aunque en la memoria de los pobladores no está presente si los paraguayos tuvieron familia en Bolivia, solo recuerdan que el esposo de Lidia Gueiler era “un prisionero paraguayo que no vivía en la casa de Quime”.
“La casa de los prisioneros actualmente pertenece a la Alcaldía de Quime y es una referencia nacional por su valor arquitectónico y tiene valor histórico por ser el albergue de los paraguayos”, aseguró Marleny Mamani, directora de Turismo y Cultura de la Alcaldía.
El municipio, además de historia, ofrece opciones turísticas. “Por los pisos ecológicos que se tienen, hay diversidad de actividades para hacer. Están las aguas termales, la ruta del Eucalipto, que no solo es turismo, sino también es un tema de salud, se puede conocer la procesadora de aceite de eucalipto por sus propiedades. También está la ruta del Oso Jucumari, el recorrido por la mina Caracoles, se puede hacer senderismo y visitar las lagunas”, mencionó Mamani. Y cada 25 de julio se realiza la festividad en honor al Apóstol Santiago.