Agrupación Accidentada de Emergencias Inútiles
Imagen: COLECTIVO AGRUPACIÓN ACCIDENTADA
La casa fue intervenida por los artistas de la agrupación accidental.
Imagen: COLECTIVO AGRUPACIÓN ACCIDENTADA
Un nuevo espacio se ha abierto en la calle Obispo Anaya en Cochabamba para el arte contemporáneo.
Casa tomada es un espacio independiente, autogestionado, creado por los artistas visuales Ana Vargas, Christopher Wilstermann, Rodrigo Alarcón y Alejandra Dorado que tiene la intención de promover y generar diálogo en torno al arte contemporáneo en Cochabamba.
Actualmente el espacio funciona en una casa prestada por Paola Vargas y su esposo Fernando Quiroga, quienes amablemente les permitieron a los artistas intervenir todo el lugar e incluso usar lo que se encontraba en él.
La primera exposición se inauguró el 3 de junio con instalaciones – intervenciones de los cuatro artistas mencionados y performances de las creadoras invitadas Serena Vargas y Alejandra Carranza. También estuvo Espectro Polar con música en vivo y se ofrecieron visitas guiadas y un taller de pintura para niños.
La agrupación accidentada ha realizado recientemente la exposición de los artistas Douglas Rodrigo Rada, Serena Vargas, Galo Coca, Sammy San Miguel, Macjob Paravins y Marion Tampon-Lajarriette, con objetos y video el 8 de julio.
Este espacio abre una convocatoria a todos los artistas que trabajen en cualquier medio o formato, residentes en Bolivia, para presentar propuestas de instalación, intervención, performance, investigación, curaduría, exposiciones, talleres, laboratorios y visionados. Es un llamado contínuo sin fecha límite.
“Estamos abiertos a intercambios y sobre todo el diálogo entre artistas, creemos que es muy necesario generar propuestas que nos lleven a reflexionar”, expone Alejandra Dorado. “Los esperamos en la calle Obispo Anaya #320 casi esquina Felix del Granado, a pocas cuadras del Estadio Félix Capriles, o escríbannos a [email protected].
Nuevos significados para el arte contemporáneo en Cochabamba
El colectivo Agrupación accidentada ha abierto un nuevo espacio para el arte contemporáneo en la ciudad. Se trata de la muestra colectiva Emergencias inútiles, una casa deshabitada y corroída por la intemperie, con paredes desmanteladas, techos derrumbados, escombros de polvo, piedras y restos de pared, ventanas tenues y pálidos colores. Así fue el escenario de esta exhibición, donde cada artista tomó un lugar o un espacio de la casa o varios para realizar sus propuestas variadas en materiales, soportes, formatos y modos de montaje. El aspecto de la casa se complementa con todas las propuestas. Podemos encontrarnos al fondo del pasillo una pared, donde en su parte inferior cuelga una linterna que alumbra un vestigio o una costra orgánica de pared, como un trozo o pedazo de papel congelado, algo que el tiempo levantó y la mano del artista especuló, estos site specific de Rodrigo Alarcón se camuflan, se contraen o expanden con las cualidades físicas y simbólicas de la casa, especialmente su lado orgánico. Varias piezas de orden orgánico y en distintos formatos trabajadas con distintos materiales nobles, entre ellos el hielo, ocuparon la casa.
Al pasar este pasillo entras en una habitación que se ve en ruinas y un tejido que hace que un hilo grueso negro salga en distintas direcciones del techo; son varios hilos colgados y uno de estos cae al suelo de la habitación dispuesto en forma de espiral hasta alcanzar un diámetro de dos metros. Luego, a un lado de esta alfombra redonda de pelo en espiral, podemos apreciar la imagen de unos ojos dentro de una caja de luz mediana y colgada a la pared, ojos difusos o etéreos; no hay rostro, solo dos ojos que nos miran y nos indagan como si nos estuvieran llamando o dando un mensaje. Esta instalación es una atmósfera donde los materiales y su organización generan una metamorfosis entre la habitación y la obra, es como si algo estuviera creciendo detrás de las paredes. Es una autoficción intima sobre la vida de la artista Ana Vargas, un lugar de retorno hacia la otredad.
Al lado de la obra de Ana se encuentra una habitación donde vemos un despliegue de imágenes de retratos de personas en formato pequeño (20cm x 20cm aproximadamente), cada uno está dispuesto en un orden el piso y encapsulado en resina. Estas imágenes de retratos foto carnet parecen personas enumeradas y clasificadas para un archivo sobre el control y la desaparición, la condición del valor de la existencia y sus archivos visuales.
Luego, dos volúmenes bidimensionales a modo de despliegue de superficies de cartón se encuentran plegados en las paredes. Son dos piezas en formato irregular que parecen cajas de cartón desplegadas, probablemente son las cajas de los archivos fotográficos que están dispuestos en el suelo. En esta misma instalación hay un lado, un pequeño espacio que parece ropero, en el cual Alejandra Dorado nos muestra una vitrina alumbrada donde posemos ver varias bandejas medianas de metal ordenadas y abiertas, en ellas guarda toda una parafernalia de instrumentos para despojarse de la vida. Es un espacio que nos puede generar una sensación de tensión y confusión, su obra clara y directa que recuerda la fragilidad y valor de la vida.
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En otra habitación, una instalación nos cubre la contemplación, algunas fotografías de situaciones de lugares o ambientes íntimos o públicos donde el artista trabaja la fotografía como relatos y no como un fin en sí misma. Pulsa el valor jerárquico de algunos objetos de reproducción, como el modelo viejo de una impresora, y otros artefactos sin utilidad funcional, excepto en esta ocasión que ocupan otra función relacional y estética con la habitación: ellos establecen en su orden, dentro de la habitación, un parámetro de ese lugar. En los recuerdos y las memorias de los usos de los objetos de reproducción y su obsolescencia, su caducidad y el retrato íntimo de una foto vista por la abertura chica de una puerta es la obra de Chistopher Wilstermann. Esta obra, a mi modo de ver, es la más sutil e intimista, estar viendo el lugar de alguien por la abertura pequeña de una puerta y a su vez una imagen fotográfica pequeña colgada siendo alumbrada genera una curiosidad entre los recuerdos de los espacios de la familia.
Y como toda casa tiene su reloj de pared, la artista Serena Vargas nos presentó su performance Reloj, ella cuelga a la pared un reloj y empieza con su frente a impactar sobre el mismo, hasta partirlo y destruirlo, luego tomas las agujas del reloj, se sienta e inserta las agujas en su pecho, tiempo que ella en términos simbólicos subvierte hasta dislocarlo y hacerlo suyo en su propio cuerpo, un reloj queda en su pecho mientras late en instantes múltiples su corazón, tiempo opresor que no vuelve y que compramos, tiempo infinito, Serena Vargas interpela a cronos y crea su propio tiempo mito biográfico.
Estas obras constituyen una premisa para los que se viene y conforma una nueva etapa del arte contemporáneo en la ciudad de Cochabamba. Felicito al colectivo Agrupación Accidentada de Emergencias Inútiles y les agradezco la invitación a ver esta importante muestra, tan necesaria y precisa para preservar la producción y nuevas exhibiciones de arte en la ciudad y continuar con las experiencias que genera el arte.
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Texto: Macjob Parabavis
Fotos: Colectivo Agrupación Accidentada