Julio intenso
Este mes de julio se vino con todo.
Ch’enko total
Este mes de julio se vino con todo. No pude escribir ni una sola línea. Como seguro la actual Alcaldía de La Paz no me invitaría a participar en las fiestas julias y para matar la saudade paceña me inventé un concierto en el Teatro Achá de Cochabamba el 14 de julio, un homenaje a La Paz en Cochabamba, medio en metafísica popular, es que mi ajayu está aún en mi ciudad. Entrar al Teatro Achá fue todo un compromiso, seis años que no tocaba en ese Teatro/ Iglesia que me recuerda a los teatros de la gira por U.K. del 2007. El Achá había estado cerrado creo que tres años, nunca supe por qué, era una gran oportunidad de pisar otra vez sus tablas y distraer la saudade paceña.
¿Qué presentar? Traer el show de Camote de marzo era una primera opción, haciendo números no cerraba, trasladar a los músicos paceños sin un solo auspicio y solo con la venta de entradas no se podía.
Mi espíritu juvenil comandó. Tigre: a sacar las garras. Reactivé la Papirri’s Llajta band, con Cardona en la bata y el Inti en bajo, entonces apareció como milagro un charanguista muy interesante: el Charangueitor. Lo fui a visitar a su casa, había sido muy valiente el cuate durante el golpe de Murillo y compañía, sacando un videoclip que denunciaba las masacres de Senkata y Huayllani. Nos citamos en la plaza de Tiquipaya un jueves todavía cálido. Apareció sonriente. “Yo soy Fernando Patzi, el charangueitor, Papirri querido, qué lujo estar contigo, soy en realidad soldador, pero toco el charango también, herencia de mi tío que era de Norte Potosí”. De Tiquipaya tomamos un taxi a sus entrañas, entramos a su casa, un terreno lindo, nos sentamos en el patio, la tarde quería cantar, entonces vi la pelea entre una perrita de meses medio lobita con un pato alzado que se hizo romper, al fondo de la casa dos árboles alados trinaban, mientras un chanchito le daba un cabezazo con su nariz a una gallina que salía rajando. Charangueitor invitó una deliciosa jarra de jugo de linaza y limón: qué tarde hermosa con la calma chicha amacando. De pronto empezó a tocar un charango medianito afinado en temple diablo, aquel sonido me transportó a colores y tejidos, era Potosí manta pero made in Tiquipaya, más aún porque después —con un charango estándar de nylon— empezó a tocar A Sado. Ahí me quede estupefacto. A Sado tiene dificultad técnica, es una obra que compuse en Japón, es interesante, la mohoceñada está detrás de esa música. Fue un ensayo memorable. Charangueitor respondió, días después, muy bien en el teatro.
El asunto es que salió potente el concierto en el Achá, tuve que decidir traer al paceñísimo Heber Peredo, gran respaldo con sus teclados, tuvimos dos nuevos coristas, la Ale Quiroga y el Ale Mercado, los Ales, que hicieron una linda versión de Ch’enko Total, contamos con la guitarra eléctrica sobria y bien puesta de Juan Ernesto, el violín de Arpad Debreczeni y su folk jazz húngaro cochala nos hizo volar en Achocalla. La cantante tarijeña Elisa Canedo se lució en la ranchera Te vas, último éxito del Papirri que no circula en ninguna de las plataformas, muy afinada en su estilo y fraseo cantó además dos cuecas fundamentales, Ingratitud y Sacudite. Al final me volví un rocker metafísico, me encantó salir de escena como Jagger con los chicos que seguían tocando.
Después del Achá llegó la invitación de mi club The Stronguest para la presentación del libro de Diana Aguilar. Tuve que cantar sin sonido en un lugar lúgubre prácticamente saliendo del avión, no me hizo muy bien. Volví a Cocha y de allí a Sucre, a tocar en el Centro Cultural Mantra, en una especie de tinglado con sillas, con sonido difícil de domesticar y en formato trío… Económicamente Sucre no funciona, ni en trío, pero volveremos, porque ese público se lo merece, es un público emocionado, late, no hay nadies de mi edad, todos eran jóvenes. Otra vez a La Paz con el almuerzo en la boca, inauguramos la nueva Casa Museo Inés Córdova/ Gil Imana en pleno Sopocachi, parte de la labor que despliego en mi trabajo como gestor cultural. Entonces volamos a Potosí a celebrar los 250 años de nuestra Casa Nacional de la Moneda, le casqué un ida y vuelta Sucre- Potosí-Sucre que no le recomiendo a nadie de mi edad, esto de la hipertensión me tiene jabonado, fui doblemente medicado y me sentí bien.
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Ahora vuelo a La Paz para tocar en el Alberto Saavedra Pérez mi morenada Plata y miedo nunca he tenido, por invitación del grupo Alaxpacha que grabó aquel tema. El viernes 18 y sábado 19 de agosto los invito, tocaré un unipersonal a guitarra pelada en Café Cultural Efímera de La Paz. El sábado 14 y domingo 15 de octubre, en el Teatro Municipal de La Paz presentamos El Papirri en 44 años de canciones. Espíritu juvenil, parala un poquito ¿no?
Texto: EL PAPIRRI: personaje de la Pérez, también es Manuel Monroy Chazarreta