Las dos copas
Imagen: La Razón
Ricardo Bajo
Imagen: La Razón
Introducción: el Tigre vuelve al ruedo después de los festejos de campeón. Por una promesa, todos sus jugadores (excepto el melenudo Castillo) saltan al Capriles con los pelos platinados. Cabanillas coloca un modelo alterno y solo los habituales titulares Arrascaita y Triverio aparecen en el “eleven” inicial.
El resto ha tenido pocos minutos. Cabanillas premia a todos para que todos se sientan partícipes de un gran año (vencedores de punta a punta). El arquero es Banegas; los laterales son Flores y Lino; los centrales son Castillo y Carrasco. El doble cinco también es novedoso: Arano y Wayar. Por afuera aparecen un entonadísimo Arrascaita e Isnaldo. Arriba, doble nueve: Arias y Triverio. En la banca espera casi todo el equipo “titular”: Jusino, Pedraza, Ortega, Quiroga, Roca, Chura, López…
La dupla Díaz/Ramondino no mueve su línea de cinco atrás y confía en la motivación extra de los ex stronguistas: Chumacero, Cardozo y Amaral. El Capriles luce un (casi) lleno para ver al campeón.
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Nudo: la primera parte es toda del Rojo. El “aviador” va a perdonar goles y se arrepentirá. Al cuarto de hora, Amaral filtra una pelota (marca de la casa), Chumacero rompe líneas y bate a Banegas. Es un Tigre inconexo. Los “alternos” acusan lógicamente la falta de ritmo. El gualdinegro sufre especialmente con sus laterales; hasta el extremo que Cabanillas rectifica y pone a Arrascaita por la derecha para que Flores juegue de volante por ese costado. El Tigre no llega nunca en los primeros 45 minutos al arco del “Pipo”. Extraña a Ortega. Amaral y el “Papu” Velásquez se dan un banquete por los costados.
Desenlace: la segunda parte es (toda) del Tigre. Díaz, a su estilo, se mete atrás para jugar a la contra. Grave error. Cabanillas acomoda/para el equipo, mete tres cambios y remonta el “score”. A lo campeón. Torres y Roca se colocan como laterales y Quiroga entra a marcar en el medio.
El “Pollo” Flores vuelve a su sitio, de punta por afuera. Es otro Tigre. Roca frena al “Papu” (a su estilo) y Amaral desaparece (es un jugador de 45 minutos, nomás, por su sobrepeso).
Entonces surge el hombre que nadie esperaba: Isnaldo, el goleador de la Copa. Anota el empate (tras penal sobre Flores) y mete el segundo gracias a una de las marcas de identidad de Cabanillas: presión alta, robo tras pérdida y disparo de lejos.
Post-scriptum: la victoria es una lección paciente/inteligente de ajedrez de Pablo Cabanillas. El entrenador director paceño demuestra día que pasa que merece la confianza para estar al año al frente del gualdinegro. No busquen más, señores. El Tigre quiere las dos copas. ¿Se viene una final con Bolívar? Ya llega Nochebuena, ya llega Navidad.