Normar a los partidos
La tarea implica el reto de normar la esencia plurinacional del Estado

El Órgano Electoral Plurinacional ha comenzado, semanas atrás, a trabajar un proyecto de Ley de Partidos Políticos, norma imprescindible para regular el funcionamiento de una de las instituciones fundamentales de todo sistema democrático. En el contexto constitucional boliviano, la tarea implica el reto de normar la esencia plurinacional del Estado.
En efecto, la Constitución Política del Estado (CPE) reconoce tres formas para el ejercicio de la democracia intercultural: la participativa, la representativa y la comunitaria; las dos últimas requieren de instituciones propias de la sociedad organizada; y la segunda de ellas tiene a los partidos políticos como agentes principales. En esa tarea, el Órgano Electoral Plurinacional (OEP) está desarrollando un proceso de tres fases. La primera consiste en recabar insumos; la segunda, en la redacción del proyecto; y la tercera será la de socialización.
Respecto de la esencia plurinacional del Estado, la norma deberá plantear un modelo capaz de armonizar la existencia de tres tipos de representación ciudadana: los partidos políticos, las agrupaciones ciudadanas y los pueblos indígenas, reconocidos como instancias para la participación política desde 2004. Luego de resolverse ese primer desafío, los proponentes deberán abocarse a uno mayor: generar condiciones para que la labor política recobre credibilidad y transparencia, atributos cuya ausencia determinó a inicios de este siglo el debilitamiento y posterior caída del sistema de partidos vigente hasta entonces.
Parte del proceso de restitución de esa credibilidad pasa, en opinión de especialistas consultados por este diario, por la existencia, o no, de límites para la conformación de estas organizaciones. Uno sostiene que no debe haber mayores requisitos; otro, que más bien debe conservarse el requisito de un determinado número de adherentes. En todo caso, un expresidente de la Corte Nacional Electoral recuerda que los partidos son más que instituciones creadas para captar votos en la elección, y que deben cumplir funciones tales como la formación de cuadros políticos y, sobre todo, el planteamiento de visiones de país.
Finalmente, el otro gran reto para el OEP es asegurar la existencia de mecanismos que garanticen la democracia interna en las organizaciones políticas. La importancia de estas prescripciones no es menor, pues a lo largo de la historia del país lo que ha abundado son organizaciones conformadas en torno al liderazgo de un caudillo, y en esa medida, de muy débil institucionalidad.
No es poco, pues, lo que tiene por delante el Órgano Electoral, ya que del resultado dependerá la calidad de la democracia y sus instituciones centrales, que deben ser adecuadamente normadas, para que se desarrollen apropiadamente, pero, sobre todo, para que aporten al continuo proceso de construcción democrática.