Día de la democracia
Los casi 30 años de democracia han transformado la cultura política de la población
El mundo celebró ayer el Día Internacional de la Democracia, establecido en 2007 por la Organización de Naciones Unidas (ONU) para recordar a los Estados que deben hacer esfuerzos para promover y afianzar la democracia como el mejor camino para el gobierno de los pueblos. Este año, además, la consigna de la ONU es “educar para la democracia”.
Así, esta celebración anual inspira la necesidad de hacer balances periódicos del estado de la democracia en cada país. El punto de partida es la insoslayable relación que existe entre este modo de gobierno y la vigencia de los derechos humanos. De ahí que se proponga tomar como base jurídica de todos los principios democráticos el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, de 1966, particularmente en lo referido a las libertades de expresión, de asociación con otras personas, el derecho y la oportunidad de tomar parte en la conducción de los asuntos públicos (directamente o a través de representantes libremente seleccionados), y el derecho a votar y ser elegido mediante el sufragio universal.
En Bolivia no hace falta gran esfuerzo para identificar la vigencia de esos derechos. Incluso si cabe hacer críticas a determinados aspectos, o en ciertos momentos de la agenda política, es evidente que los casi 30 años ininterrumpidos de democracia, que se celebran el 10 de octubre, han transformado la cultura política de la población, que ni podría tolerar mayores recortes a sus libertades, ni estaría dispuesta a renunciar a la posibilidad de elegir libremente a sus autoridades.
Muestra de esa creciente madurez democrática son las dos últimas elecciones presidenciales, en las que la población eligió, por primera vez en la historia del país, a un presidente con más del 50% de lo votos; pero también es muestra de esa apropiación de las posibilidades democráticas el que, a la hora de elegir a otras autoridades de los distintos niveles de gobierno, la gente haya dado su confianza a representantes de fuerzas políticas distintas a la del Primer Mandatario, obligando a una suerte de equilibrio político.
La celebración del Día Internacional de la Democracia, asimismo, es buena ocasión para recordar las luchas populares que, en Bolivia, permitieron recuperarla luego de 18 años de dictaduras casi ininterrumpidas, en las que todas las libertades fueron recortadas y los derechos sistemáticamente pisoteados, comenzando por el derecho a la vida. Así, es buena la ocasión para valorar una vez más ya no tener que padecer esas circunstancias.
El Día de la democracia es, pues, la ocasión idónea para que tanto gobernantes como gobernados valoren una vez más este sistema de gobierno, que pese a sus defectos sigue siendo el mejor posible, y se comprometan no sólo a conservarlo, sino sobre todo a fortalecerlo con sus acciones cotidianas.