Voces

Friday 31 May 2024 | Actualizado a 01:24 AM

Todos pierden si continúa la pulseta

Cuesta imaginar, y más aún explicar las razones para que se haya armado semejante despelote.

/ 13 de noviembre de 2022 / 00:52

Al momento de escribir esta columna (noche del jueves 10 de noviembre), no es posible apreciar cuál será el desenlace final del “conflicto” sobre el Censo. Continúa la pugna entre el Gobierno y la oposición acerca de un tema que no debiera suscitar mayores puntos discrepantes. Cuesta imaginar, y más aún explicar las razones para que se haya armado semejante despelote en torno a una cuestión aparentemente tan simple: la fecha en que debemos posar para tomarnos una fotografía que nos aproxime, más o menos, a saber cuántos somos, dónde y cómo vivimos.

Entonces, tratándose de una “noticia en desarrollo” no resulta atinado hacer un anticipado arqueo global de los resultados obtenidos y sus posibles efectos en el corto y mediano plazo. Lo que se tiene al momento es, de parte del Gobierno, un “ya no hay nada que discutir” y de la dirigencia cruceña un “no daremos el brazo a torcer” (textual, lo cual confirma que la pelea es vista como una pulseta).

Así las cosas, solo intentaremos plantear aquí algunas interrogantes que quizá contribuyan a un posterior recuento exhaustivo.

A riesgo de ser tipificado de “contemporizador” señalaré elementos críticos de uno y otro lado para que sean los propios lectores quienes los coloquen en uno u otro lado de la balanza y saquen sus propias conclusiones.

-¿Por qué el Gobierno sostuvo que “todo estaba listo” para realizar el Censo en noviembre del 2022? ¿Alguien asume la responsabilidad por tan tremendo equívoco?

-¿La decisión de prorrogar la fecha por casi dos años surgió espontáneamente en el Consejo de Autonomías, o fue sugerida por el Gobierno? ¿Se podía cerrar fechas prescindiendo de la región demográfica y económicamente más importante del país? ¿La ausencia deliberada de Camacho no era una señal de lo que podía ocurrir?

-¿Por qué el Gobierno no aclaró desde un inicio que los resultados del Censo de 2024 serían tomados en cuenta para la redistribución de ingresos, la asignación de escaños y la convocatoria a elecciones de 2025? ¿Por qué no se podía abrogar el famoso decreto si ahora se emitirá otro que recogería las modificaciones acordadas?

-¿En qué medida influyen en la toma de decisiones las actuales trifulcas internas del partido oficialista? ¿Los personeros del Gobierno pueden afirmar sin sonrojarse que no se cometen actos de violencia en las movilizaciones que propician y que los empleados públicos no son obligados a concurrir? ¿Cabildos, manifestaciones y cercos contra el paro, son acciones políticas o “técnicas”?

He ahí una pequeña porción de las interrogantes que podrían plantearse al oficialismo. Veamos ahora la otra cara de la moneda:

-¿Camacho, Calvo y compañía creen por ventura que con las acciones que encabezan van a ampliar, o cuando menos consolidar, las bases sociales que los sustentan, tanto en Santa Cruz como en el resto del país? ¿Acercan o alejan el rol preponderante que la región está llamada a cumplir en la Bolivia del siglo XXI?

-¿Si el Gobierno cedía a la demanda “Censo 2023”, cuál era el plan B para continuar en la onda de la confrontación? ¿Por qué todas y cada una de las evasivas o abandonos del diálogo sonaron a temas baladíes, a explicaciones contradictorias o a ostensibles pretextos?

-¿Alguien de la dirigencia cruceña se ha puesto a calcular aproximadamente las pérdidas económicas ocasionadas no ya a pequeños comerciantes, artesanos y otros cuentapropistas, sino a medianos y grandes productores agropecuarios? ¿Quién pagará la factura que crece más y más cada día de paro?

-Hay cientos de preguntas preocupantes: ¿Conocen la normativa legal que protege al sistema democrático de los aprestos sediciosos? ¿Sigue siendo la ultraderecha el trasfondo ideológico que los anima? ¿Controlan la violencia o la están desatando como parece ocurrir en las últimas horas? ¿De dónde salen los recursos para financiar el paro? ¿Cómo explica Camacho la pésima gestión al frente de la Gobernación cruceña?

Y para el cierre una afirmación: parecen convencidos de que la historia de 2019 puede repetirse. Olvidan que si esto ocurrió como tragedia, la segunda vez sería como una vulgar comedia.

Carlos Soria Galvarro es periodista.

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Casos y cosas del Bicentenario (I)

/ 26 de mayo de 2024 / 00:30

“Que 20(0) años no es nada… que febril la mirada que errante en la sombra te busca y te nombra…”

Cierto, se trata de la letra de un tango sentimental citado de memoria. Añadiendo un cero a la cifra de años e imaginando el amor perdido tal si fuera amor a la patria, asomó a mi cabeza el momento en que decidí dedicar esta quincena al tema del Bicentenario.

Dos siglos. ¿Es poco o es mucho?

Por alguna razón que quizá puedan desentrañar los psicólogos, los seres humanos tendemos a dar una significación especial a los números redondos y mitades. De ahí las “bodas de plata” (25 años), las “bodas de oro” (50), los centenarios (100), los sesquicentenarios (150), los bicentenarios (200), los milenios (1000) y más.

Quienes hicimos una vida consciente en la segunda mitad del siglo XX, tuvimos el privilegio de saborear los ecos del primer centenario de Bolivia (1925) y del IV Centenario de la fundación española de la ciudad de La Paz (1948). Y de modo vivencial el Sesquicentenario de la Constitución de Bolivia (1975), el V Centenario del “descubrimiento” de América por los españoles (1992, “encuentro” según algunos y “encontronazo”, según otros). Y, no es poca cosa, atravesamos en carne propia los cambios de centenario y de milenio (1999-2000, siglo XX-siglo XXI).

Falta nada más que un año y algunos meses para arribar a la fecha exacta del Bicentenario de Bolivia (6 de agosto de 2025), las conmemoraciones ya han comenzado, aunque lamentablemente en un clima de incertidumbre, polarización y predominio de acciones politiqueras de la peor especie, provenientes tanto del mundo oficial como de las oposiciones, la tradicional y la nueva. Se podría esperar que por el Bicentenario se haga un alto y se realizaran debates sobre algunos horizontes que podríamos construir juntos la mayoría de bolivianos y bolivianas. Nos proponemos abordar estos temas, aun a riesgo de que se considere que hacerlo es como predicar en el desierto.

He aquí un primer dato: el 6 de agosto no cae de los cielos. Si bien puede considerarse como un hito, hay varios procesos previos y posteriores a tomar en cuenta, un antes y un después que corresponde examinar. En lo inmediatamente anterior, está el cruce del río Desaguadero por el ejército liberador grancolombiano al mando del mariscal Sucre, su consiguiente ingreso a territorio altoperuano y la emisión el decreto convocando a una asamblea deliberante (9 de febrero de 1825), para decidir la suerte de las provincias bajo jurisdicción de la Audiencia de Charcas. Eventos que tuvieron lugar como consecuencia directa del resonante triunfo de las armas patriotas en la Batalla de Ayacucho (diciembre de 1824).

El dato interesante es que antes de que llegara Sucre, las tropas de la División de los Aguerridos, fruto de las guerrillas de Ayopaya y Sica Sica, comandadas por José Miguel Lanza, tomaron la ciudad de La Paz.

En abril, cercado por sus propias tropas sublevadas, fue derrotado y muerto en Tumusla el último general realista, Pedro Antonio de Olañeta, que se había rebelado contra los mandos españoles “constitucionalistas” y rechazaba la capitulación de Ayacucho.

La fecha de la fundación no fue elegida al azar. Precisamente el 6 de agosto, un año antes (1824) ocurrió la Batalla de Junín en la que las huestes patriotas comandadas por Bolívar, se impusieron sobre las fuerzas realistas. Junín fue como el preámbulo para el golpe final de Ayacucho. El acta de la independencia de lo que fue inicialmente la República Bolívar, se firmó el 6 de agosto, precisamente en homenaje al primer aniversario del triunfo de Junín, entonces ojo, esta batalla tendrá su propio bicentenario en agosto del presente año.

Por supuesto, las anteriores líneas se refieren a un corto periodo de la guerra de la independencia. Hay mucho más para compartir…

Carlos Soria Galvarro es periodista

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Otras claves para entender la cuestión del litio

/ 12 de mayo de 2024 / 00:56

Examinando la información publicada en los medios sobre el asunto crucial del litio, lamentablemente se reitera una antigua convicción: somos un país minero sin periodismo minero, o por lo menos sin un grado aceptable de especialización sobre la materia. Con referencia a las llamadas redes sociales, sabido es que difunden mucha basura desinformante, aunque poseen la virtud de permitirnos el acceso a fuentes primarias documentales.

Las anteriores apreciaciones se confirman en las últimas semanas a raíz del presunto “destape” de la cuestión, convertida en asunto policiacojudicial. Un asunto de la más alta prioridad nacional y de enorme complejidad, pues abarca aspectos tecnocientíficos, políticos económicos, geopolíticos y otros, pasó a manos de la caterva de jueces y fiscales que se constituyó durante el gobierno de Evo Morales, sirvió dócilmente al gobierno dictatorial de Áñez-Murillo, y ahora sirve, sin vergüenza alguna, a los dueños transitorios del poder. El tema del litio degradado y sumergido en el nauseabundo lodazal de la politiquería barata. A eso hemos llegado.

Eludiendo sumarnos a la multitud de “opinadores”, y a riesgo de incomodar a los lectores de papel impreso y poco acostumbrados a los nexos digitales, preferimos invitar a los lectores a visitar algunas fuentes virtuales de utilidad. Concretamente: una entrevista de Toto Salcedo en el canal cristiano realizada en diciembre de 2018 con Luis Alberto Echazú, principal protagonista de esta historia, en la que se anticipa la posibilidad de críticas infundadas saturadas de envidia, ignorancia, estupidez o servilismo consciente o inconsciente a intereses extranjeros (buscar en YouTube El litio de Bolivia, en Encuentro con la Verdad). Y dos presentaciones digitales del mismo Echazú, auspiciadas por una red de militantes del MAS en Europa —buscar en Facebook Coordinadora MAS IPSP Europa, Conversatorio con Luis Alberto Echazú, el antes y el ahora de la industria del Litio (7 de marzo 2023) y Conversatorio con Luis Alberto Echazú, Ex ministro de Minería y Metalurgia (18 de marzo 2024). Cabe hacer notar que ambas muy ilustrativas conferencias se efectuaron varios meses antes del truculento lanzamiento de las acusaciones dizque “judiciales” contra una decena de operadores “implicados” en las obras, entre ellos el malogrado profesional Juan Carlos Montenegro.

En esta misma columna, recordando una entrevista en Canal 13 TVU, decíamos en abril de 2021: “Dos prominentes investigadores, Narciso Cardozo y Justo Zapata, abordaron la cuestión con gran solvencia académica. El primero explicó la enorme importancia que este metal tendría en los siguientes años y, el segundo, fundamentó el rechazo al contrato con la norteamericana Lithco que el gobierno de Paz Zamora había colocado sobre la mesa. ¡Me corre un sudor frío por la espalda al reparar que desde entonces han transcurrido más de 30 años!” (sitio web de La Razón: Litio, litio qué estás haciendo, del 4 de abril de 2021).

 En marzo de 2023 insistíamos: “Sorprende la superficialidad y la desinformación que muestran diversos actores, en algunos casos debido a la ignorancia supina, pero en otros se trata de encubrir posturas antinacionales que pretenden vulnerar la política soberana —con sus luces y sus sombras— que estuvo desarrollándose desde 2006” (La Razón: Litio, algunas claves del laberinto, 19 de marzo de 2023).

En abril alertábamos: “… conocidas las advertencias del brazo militar del imperialismo (Laura Richardson, jefa del Comando Sur de Estados Unidos, fue muy clara al respecto), cualquier asociación defensiva refuerza el rumbo soberano en el tratamiento del tema y contrarresta las presiones que ya han comenzado a ejecutarse” (La Razón: Más sobre el litio, 30 de abril de 2023).

Y por estas mismas fechas, hace un año, volvíamos a la carga: “Es hora de realizar un balance abierto y honesto de lo avanzado. Tomar en cuenta, además, que podrían añadirse nuevas dificultades a la ya de por sí compleja cuestión: el tema medioambiental y las expectativas de las comunidades locales y de los pueblos de la región” (La Razón: El litio embadurnado por la politiquería, 14 de mayo de 2023).

Lo que dijimos ha sido corroborado por la práctica. Peor aún, quizá nos quedamos cortos. Nos asiste el convencimiento de que “denuncias” son la típica búsqueda de tres pies al gato, un burdo afán politiquero que la vida se encargará de poner en su lugar.

Carlos Soria Galvarro es periodista.

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Los monumentos: símbolos, valores y memoria

Día Internacional de los Monumentos y Sitios, 18 de abril, fecha aprobada en 1983 por la Unesco.

/ 28 de abril de 2024 / 00:24

Cuando la anterior quincena buscábamos más información sobre monumentos paceños, para abordar la cuestión de la “cabeza de Zepita”, redescubrimos una publicación impresa específica y, casi por casualidad, hallamos que existe una fecha mundial referida al tema.

Empecemos por el libro (que también tuvo su “día” el pasado 23). Se trata de una obra de 160 páginas con espléndidas fotografías y datos muy precisos de las características, ubicación, clasificación y “trayectoria” de alrededor de 150 piezas; su título es Patrimonio escultórico de la ciudad de La Paz y sus autores, Carlos M. Gerl Prado y Randy Chávez García. Al momento de su publicación (2010), los investigadores advierten que ya existían a esa fecha nuevas incorporaciones y varias reubicaciones, aspecto que ofrecían subsanar en una segunda edición que, desafortunadamente, no se ha realizado y, que sepamos, está muy lejos de las prioridades de las actuales autoridades municipales, las mismas que, se supone, están enfocadas en proteger a la ciudad de los rigores de la naturaleza, agravados por la permanente falta de previsión.

Día Internacional de los Monumentos y Sitios, 18 de abril, fecha aprobada en 1983 por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y La Cultura (Unesco, por su sigla en inglés). Lo que se pretende es sensibilizar y dar a conocer toda la riqueza que encierra la humanidad en cuestión de patrimonio histórico, así como fomentar su conservación y protección. La Convención del Patrimonio Mundial establece que la desaparición, daño o deterioro de un bien cultural, puede llegar a generar un empobrecimiento del patrimonio en todos los pueblos de mundo. Esta conmemoración es impulsada por el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos), en el marco de las actividades de la Unesco. En esta visión, los monumentos funcionan como símbolos de memoria, valores y reflexiones a los cuales tanto la humanidad como los pueblos y comunidades se han enfrentado.

Con su estilo picante y agudamente crítico, cierta vez Augusto Céspedes censuró a las élites paceñas, a las que consideraba enajenadas, por haber construido en el eje central de la ciudad una vía que no contaba con monumentos de próceres o motivos bolivianos, sino en su totalidad con efigies de personajes o temas de otras latitudes. ¿Qué ha cambiado en estos más de 30 años del artículo del Chueco? Nos animamos a afirmar que muy poco. Sobre la vía central dominada por el cauce del río (La Paz está ubicada en una cuenca), continúan impertérritos los mismos de antes: Cristo Rey, Bolívar, la fuente de la madre Patria, Colón (con la nariz rebanada), Sucre, Isabel la Católica; Confucio, el filósofo chino; la loba con sus cachorros; Artigas, el uruguayo y Andrada, el brasileño. Las novedades son pocas: el soldado desconocido frente al obelisco- mástil (colocado en 1973, retirado en 1979 y vuelto a colocar en 2007, según nos informan Gerl y Chávez); Mario Mercado Vaca-Guzmán, exalcalde; la madre boliviana (inopinadamente colocada en la plaza Italia); por último, Gualberto Villarroel, en Calacoto, a la altura del Colegio Militar que lleva su nombre. Nos disculpan si involuntariamente estamos omitiendo algunos, insistimos que la observación se refiere exclusivamente al eje central de la ciudad y toma como base una investigación próxima a cumplir 15 años. Quisiéramos remarcar que hacen falta nuevos estudios y, en el caso del libro que hemos mencionado, una segunda edición requeriría una actualización, así como también la incorporación de nuevos criterios de clasificación, como la de los sitios donde están ubicados los monumentos, y temáticas que contengan el aporte de los pueblos originarios.

El embrollo de la cabeza de Zepita debiera ser resuelto con ese espíritu, dando lugar paulatinamente a otros cambios que signifiquen pasos hacia una mínima coherencia en esta materia. ¿No les parece?

Carlos Soria Galvarro es periodista. 

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Arte e Historia condenados a la destrucción

/ 14 de abril de 2024 / 00:17

Desde hace varios años, al igual que muchas instituciones y personas, veníamos reclamando por el maltrato del que era objeto la pieza escultórica representativa del Mariscal Andrés de Santa Cruz. Debemos volver sobre el tema no solo para reiterar la protesta, sino también para sumarnos a los gritos de alarma que algunos medios han comenzado a lanzar (véase por ejemplo repercusiones en las redes sociales, así como también la cobertura de LA RAZÓN, con foto de tapa incluida, del 10 de abril). Y no es para menos. La cabeza del mariscal esculpida en una inmensa roca, está ante el riesgo inminente de ser sepultada por arena, cascajo, piedras y lodo que arrastra el rio.

Se confirma por enésima vez la manía destructiva de algunas autoridades municipales y la indolencia de la ciudadanía que las deja obrar. Desmontaron en 2008 el complejo escultórico de la Plaza de los Héroes, construido bajo concurso menos de 10 años antes, lo reemplazaron por un cuadrilátero vacío y un paso de automóviles, arrojaron sus piezas por aquí y por allá, entre ellas la “cabeza del mariscal” fue a dar a la orilla del río en las afueras de la ciudad. El lugar era a todas luces inapropiado; por ejemplo, cuando unos muchachos incultos la pintarrajearon, las autoridades no tuvieron mejor iniciativa que “proteger” la pieza rodeándola con malla de gallinero. Pero además, el sitio resultó claramente inseguro, tal como puede verse ahora. Si no se hace algo urgentemente la próxima riada terminará sepultándola.

Reiteramos aquí algo que dijimos en agosto de 2019, apoyados en la opinión del académico José Roberto Arze (www.carlossoriag.com/elmariscal- santa-cruz-espera-un-desagravio/:)

“… Andrés de Santa Cruz no se distinguió solamente como estratega militar, conductor político y notable estadista, sino también como empeñoso impulsor de la cultura. Fundó dos universidades, la de La Paz y la de Cochabamba; a las cuales ciertamente las bautizó con nombres de santos, pero con el consiguiente significado terrenal: San Simón, por Bolívar, y San Andrés, por él mismo. Además, impulsó la creación de bibliotecas públicas en todos los departamentos… Uno de los retratos más conocidos de Santa Cruz lo presenta de cuerpo entero y leyendo un libro que sostiene en la mano, dato muy revelador, por cierto.”

Cabe recordar que fuentes del Concejo municipal, en ocasión de reclamos anteriores, nos aseguraron que existía un compromiso formal entre el gobierno municipal de La Paz y la Universidad Mayor de San Andrés para reubicar esta pieza escultórica donde corresponda a su alto valor artístico e histórico. ¿Qué dicen al respecto los miembros del GAMLP (concejales y alcalde) y los desaforados candidatos al rectorado de la UMSA? ¡En la situación actual unos y otros están emplazados a cumplir sus compromisos institucionales! Tal cual.

Carlos Soria Galvarro es periodista. 

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Censo: ¿Avanzamos o retrocedemos?

/ 31 de marzo de 2024 / 00:33

En la vida de cualquier país hay acontecimientos que dejan marcas indelebles. Tradicionalmente se ha considerado que estos pueden obedecer a causas naturales, fuera de la capacidad de prevención inmediata (como terremotos, grandes incendios, sequías, inundaciones, etc.) o, por el contrario, ocurren como consecuencia directa de la acción consciente de los seres humanos (elecciones, golpes de Estado, referendos, migraciones, guerras, censos y otros).

Sin embargo, en tanto se van esclareciendo las causas del cambio climático, por ejemplo, queda establecido que muchos fenómenos que se creía “naturales” en realidad son el resultado de acciones humanas deliberadas, podría decirse “inconscientes”. Pero ese es tema de otra discusión, lo que importa subrayar aquí es que el Censo Nacional de Población y Vivienda efectuado la anterior semana (el número 12 en los casi 200 años de la existencia de Bolivia), si bien en líneas generales fue exitoso en su realización, tuvo muchos vacíos de información, una capacitación deficiente e insuficiente de los voluntarios encargados de recoger los datos y, en lugar de contribuir a encaminar soluciones, dejó plantados varios gérmenes de conflicto.

La principal objeción es la escasa confianza que fue capaz de generar el Instituto Nacional de Estadística (INE). En un contexto político de por sí complejo y erizado de contradicciones, la única manera de cumplir bien su tarea era moverse con incuestionable solvencia técnica y, en lo que le corresponde, con auténtica independencia, algo que precisamente no ocurrió y que dio lugar a cuestionamientos permanentes y a veces malintencionados de la oposición.

Otra consideración tiene que ver con la cuestión de límites, principalmente entre municipios y también entre departamentos. Problema que se arrastra desde los anteriores censos y que en lugar de atenuarse se agravó en los últimos tiempos; definitivamente no es el INE la instancia a la que corresponde solucionar estas cuestiones, por ello debió emitir para el Censo 2024 un registro especial, “neutro” para nombrar las zonas en conflicto y no asignar población a ninguna de las partes beligerantes. Obviamente, ya es hora de que las gobernaciones o en su caso la Asamblea legislativa tomen en sus manos el asunto y hagan cumplir la normativa que hasta ahora ha sido nada más que disparos al aire.

Sucede algo similar con el “acarreo” de pobladores citadinos que buscan ser censados en sus comunidades de origen para beneficiarlas con recursos de co-participación tributaria, distribuidos según población. No hay aún apreciaciones confiables sobre el volumen y la tendencia de este fenómeno, pero hay muchas evidencias de que persiste. La normativa, que también ha fracasado en este tema, debería incluir fuertes penalidades para autoridades y dirigencias sociales que promuevan o faciliten estos traslados y sobre todo para quienes amenacen con expropiaciones o expulsiones a los que desobedezcan sus mandatos. Pero el tema es más complicado que eso y no hay que esperar resultados inmediatos pues tiene que ver con las seculares relaciones de expoliación del campo por la ciudad.

Para abordar estos temas y otros que el Censo ha puesto sobre la mesa, como la espinosa y posible redistribución de escaños, la construcción de consensos mediante el diálogo resulta imprescindible. Ojalá que el mundillo político capte esa señal.

A continuación, los años en que se realizaron censos en el país y el número de población: en 1831 se llegó a 1.088.768 habitantes; en 1835, a 1.060.777; en 1845, a 1.378.896; en 1854, a 2.326.126; en 1882, a 1.172.156; en 1900, a 1.766.451; en 1950, a 2.704.165; en 1976, a 4.613.419; en 1992, a 6.420.792; en 2001, a 8.274.325; y en 2012, a 10.059.856.

Se advierte la tendencia neta al crecimiento de la población (de un millón en 1831 a 10 millones en 2012). Los dos casos de descenso son del siglo XIX: en 1835 cuando la configuración territorial de Bolivia no estaba aún definida, y en 1882 cuando sufrió el impacto de la Guerra del Pacífico de 1879.

Carlos Soria Galvarro es periodista. 

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