El moro y el oro
Imagen: Archivo La Razón
Jorge Barraza, columnista de Marcas
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Posiblemente —o seguramente— acabó el romance de Messi y Cristiano Ronaldo con el Balón de Oro. Ya es historia (aunque de la buena). Cristiano fue incluido en la nómina y terminó 20°, en tanto Messi ni siquiera figuró entre los 30 debido a su azarosa temporada anterior con cambio de club, sin poder hacer pretemporada, seis viajes a Sudamérica, doce partidos de Eliminatoria, lesión de rodilla, COVID, cuarentena y el golpe anímico del portazo que le dio el FC Barcelona.
Es la hora de figuras nuevas, revitaliza el premio, piensa uno. Venimos de Messi, Cristiano, Modric, treintañeros largos… Sin embargo, el ‘nuevo’ es Karim Benzema, que lleva diecinueve temporadas en Primera División. O sea, el nuevo es un viejo, cumple 35 años al día siguiente de terminar el Mundial (¿los celebrará con la Copa…?).
Pero es una elección perfecta, justificadísima. Pocas veces un Balón de Oro es tan diáfano en la coronación, tan claro e indiscutible en su dilucidación. En las casas de apuestas nunca la cuota fue tan baja: pagaba 1,1 euro, o sea redituaba sólo 10 centavos por encima del valor apostado. El perseguidor del francés más cercano —el Faraón Mohamed Salah— cotizaba a 11 euros. Y Sadio Mané era tercero en los pronósticos con una valuación de 13. Tal era su favoritismo que reunió 549 puntos y entre sus tres escoltas (Mané, De Bruyne, Lewandowski) sumaron 538. Aplastó.
“El Real Madrid sabe montar muy bien sus campañas por el Balón de Oro”, dijo sin filtros Pascal Ferré, director de France Football en todo lo concerniente a la premiación. Vaya que sí: ¿cómo habrían ganado Figo en el 2000 y Cannavaro en 2006 de no estar amparados en esa camiseta…? Y alguno de los Balones de Cristiano recibió el empujón mediático que garantiza la Casa Blanca. No obstante, en este caso no hay duda posible sobre la legitimidad del vencedor. Karim es mérito puro. Consagra con la estatuilla una carrera brillante de cinco años en el Olympique de Lyon —su cuna— y catorce en el Real Madrid. Y se pone a la altura de Zidane y Platini, los franceses más ilustres en este metier de la pelota. Tres fenómenos muy diferentes, pero excepcionales, que ponen a Francia a la altura de Brasil y Argentina como grandes productores de talentos globales, con Alemania e Italia un escalón más abajo. Campeón de la elegancia y estratega cerebral Zidane; estrepitoso organizador Platini, hábil y goleador; crack superlativo Karim. Detrás viene Mbappé forcejeando para subirse al podio. Y con una vuelta menos quedaron Henry, Ribery, Cantona… Esa es la que en España llaman ‘una liga de granjeros’.
Karim Mostafá Benzema exhibe un estado atlético excepcional, superior incluso al de Messi, Lewandowski y Cristiano. Está potente, choca y derriba a los defensas, lo que habla de su profesionalidad. A nadie se le ocurre decir de él ‘bueno, ya tiene sus años…’ A esta altura fue híperdecisivo para que el Madrid ganara su decimocuarta Copa de Europa. No parece correcto decir que la ganó sólo, nadie lo hace en fútbol, pero casi… La prestación de todos, Courtois, Modric, Carvajal, Militão (dos monstruos en la final), Alaba, Valverde, Vinicius ha sido muy elevada, no obstante Karim emerge por encima de ellos. Sus 15 goles en Champions fueron todos útiles. No el quinto de una goleada de 6 a 0, sí el primero y el segundo para dar vuelta un partido casi perdido. El tanto salvador, el providencial. Y, como acontece con Messi, el gol no es lo más relevante en este hijo de Hafid Benzema y Wahida, argelinos que orgullosamente subieron al escenario del Teatro del Chatelet de París, a recibir la distinción. Lo suyo es el juego, la inteligencia, el dominio de balón, la clase. Un 9 con mente de 10, que puede bajar diez metros en el campo y orquestar avances. Y siempre con las antenas paradas para robar un balón y armar el contraataque. Ha compartido ataque con Cristiano, Higuaín, Gareth Bale, Morata, Asensio, Vinicius, con todos se entendió. El futbolista de categoría escanea y procesa rápido al compañero.
Karim pasa por el fútbol en puntas de pie. Jugador sin aspavientos, habla lo mínimo, como si no quisiera molestar. Hace goles sin que nadie le llame goleador, crea juego sin el cartel de creativo, es un guerrero indomable con una suave sonrisa tipo Mona Lisa, no se golpea el pecho gritando yo, yo, yo… lidera en silencio, corre y pelea desmintiendo al documento. Se ha erigido en una figura grande del fútbol, merecía largamente el Balón de Oro, algún reconocimiento que lo perpetuara, pues sin duda es uno de los grandes centrodelanteros de todos los tiempos.
Nadie esperaba tanto de él, su fichaje fue normal, él lo tornó galáctico con el tiempo. Venció su perfil bajo con goles, asistencias y actuaciones sensacionales. Benzema se inscribe en la larga lista de contrataciones notables que jalonan la historia del Real Madrid, desde Di Stéfano a Modric pasando por Puskas, Gento, Amancio, Juanito, Hugo Sánchez, Hierro, Redondo, Zamorano, Zidane, Sergio Ramos y, naturalmente, Cristiano Ronaldo, quien llegó por 91 millones, en nueve temporadas marcó 450 goles y luego fue traspasado en 105. Y estamos hablando de un club que ha tenido aciertos muy gordos en el rubro incorporaciones. Siempre a la sombra de esos gigantes, sin poner los codos y en silencio, el francés se fue mezclando en ese rutilante pelotón. Y cuidado, si medimos por rendimiento puro, puede que Karim derribe a algunos de esos tótems. Al menos en goles es el segundo histórico, sólo por detrás de Cristiano.
Llegado el 1° de julio de 2009 al Madrid, no parecía que rompería el molde. Destacaba igual pese a su papel de Sancho Panza secundando a Ronaldo, pero a mediados de 2018 se produjo la inesperada partida de Cristiano, que amenazó con irse si no le subían el contrato y Florentino Pérez le abrió la puerta. Ahí, despojado de su rol de subalterno, se produjo la explosión de Benzema, alcanzó su real dimensión, la actual. Un 9 finísimo, con una técnica fantástica, lo que le permite controlar en el área, donde no hay tiempos ni espacios, y dejar la bola lista para la pierna. Que le da igual si es derecha o izquierda. Cabeceador infalible, tocador excelso.
Alguien podría decir que Karim necesitó que se fueran Cristiano Ronaldo y Messi de la Liga Española para subir al pedestal, incluso que saliera Higuaín hacia la Juventus para encontrar lugar como titular. Sólo él sabe por qué, pero nadie podrá negarle el rótulo de superclase.
Dada la edad, su valor de mercado es de apenas 30 millones de euros, pero vale 100. Y puede que siga cuatro o cinco temporadas en el máximo nivel; esto es lo que distingue a un crack. Aún no está para China ni para la MLS. Aparte, es el máximo acierto de Florentino Pérez como presidente y su hijo dilecto. Lleva 432 goles y 33 títulos, cinco Champions entre ellos. Seguramente así, en su estilo, sin levantar la voz, seguirá cosechando. Y guay en el Mundial… (23/10/2022)