Posparto
Ch’enko total
Luego de los dos hermosos conciertos del 10 y 11 de mayo en el Teatro Municipal de La Paz llega la resaca del posparto, es una mezcla de alegría y tristeza: una de cal, otra de arena, mira la vida que vuela, mira que se viene, mira que se viene, la alegría con su pena, dice un estribillo que hice y que aún no florece en canción. “Tanto lío para esto”, se queja El Papirri con dolencias varias en el cuerpo y en el alma. “No es para tanto”, dice Manuelito Cock, el niño que llevo adentro, el que más disfruta de los shows.
Sinceramente, fueron los mejores conciertos de estos 39 años de canciones y música, los fui pensando y sintiendo desde Alasita. El parto del nuevo DVD-CD fue lento, moroso, desesperante a veces, me vi en un espejo tan grande y duro, un arquetipo sin remedio, sin parches, así nomás había sido yo, un semipayaso poblado de errores, pero salió con los traspiés más, como debe ser un trabajo en vivo. Gracias a la paciencia de Mauricio Moya en el sonido y a Carlos Fiengo y su equipo (en especial Miky Melgarejo, Nelson Lima y Erick Pachacuti) en el trabajo de imágenes. La sensación de hacer sin motivo (por el asunto del internet, la piratería, no tener distribución, no hacer reguetón ni cumbia, por la gente no quiere nada en físico y varios etcéteras) nos hacía dar dos pasos adelante y tres atrás, sobre todo por los costos. Ahora, gracias al apoyo de ese público entrañable que pobló el teatro las dos noches y apoyó la obra podremos pagar con decencia a los involucrados. Y gracias a un hermano del alma, Gary Medrano, que gestionó la copia de los materiales. Siempre fue así, parece que seguirá siendo así, por eso estoy agotado y anuncié mi retiro de estos afanes el próximo año, en noviembre, luego del 40 aniversario.
Lo lindo (¿será la cal?) es que el concierto mostró canciones recién estrenadas en el nuevo disco, que se consolidaron en escena, como No quiero perderte (el taquibossa del celular), el desafiante Bailecito terapéutico, la dramática cueca Ingratitud, en versiones de la cantante Tere Morales siempre solvente en su interpretación adornada además por la virtuosa guitarra de Tincho Castillo. Los Waphuris Galán le dieron más brillo a la kullawada Alaracamente y lanzamos el mensaje del respeto a la diversidad. En la cal también están las nuevas canciones estrenadas; Ojos de botón, dedicada a los perritos adoptados, nos hizo emocionar, además por la presencia del Papirri’s Kínder, hermosos niños que la cantaron con idoneidad. Dicen que en mi espalda transcurrían imágenes de perritos que gentes hermosas mandaron al Face. En cuanto a la canción La Paz, mi ciudad, me hizo otra vez lagrimear en escenario, este tema insistió en salir, yo me oponía, pero ella solita resonaba en mi cabeza durante meses. Aquí hay que agradecer a mi banda, Vico Guzmán en la batería, Raúl Flores en el bajo, Heber Peredo en el teclado, músicos de gran valía que apoyaron para que de una vez aletee esta canción. La morenada Mamita Cantila salió al frente gracias a la voz del gran David Portillo y ya está sobrevolando también. En cuanto a Mama coca, sonó muy intensa con el Grupo Wara, me gustó mucho roquear en escena. El cierre con A casa de Gabo fue alegre y saltarín. Algún día grabaré estas canciones, por ahora apenas puedo escribir estas palabritas por la tendinitis,… tengo tantas dolencias crónicas y yo que solo quería escribir crónicas, me digo con una mueca de sonrisa descolonizada. En cuanto a la arena, sinceramente es inhumano lo del jueves, probar sonido desde las 16.00 hasta las 19.30 con cada uno de los invitados, empezar el show a las 20.00 con duración de tres horas, esto ya no me es posible: resultan seis horas seguidas tocando. Si se da alguna otra oportunidad, tendré que pedir por favor que el teatro me ayude a probar por la mañana. Aunque estos conciertos son únicos, no se repiten más.
Gracias al canal Abya Yala por grabar la tocada del viernes, ojalá esté bonita la grabación. Quiero agradecer a todos los medios de comunicación que apoyaron estos conciertos, en especial a La Razón por el gran respaldo. Agradecer a todos los artistas que participaron, al interesante charango de Ariel Choque, a los vientos siempre seguros de Roby Morales, al Pocholo con su luz, Ale Arxondo con su paceñidad, la Imilligan y su rap, los nuevos cantautores Gabo y Segalez que demostraron con estudio su profesionalismo. Gracias al personal del teatro por la bonita escenografía y al buen trabajo de luces, a la actuación siempre emotiva de Sergio Caballero interpretando la crónica La Hilariashon. A Sergio le debo además la ayuda en algunos impresos.
¿Qué vendrá ahora?, pregunta un estresado periodista. Pues el invierno y el Mundial. Antes, el 25 de mayo, presentamos el libro Ch’enko Total en el centro Portales de Cochabamba, se los invita. El 26 de mayo lo presentamos en Sucre —ojalá nos dejen— en el centro Cultural Qaway (calle Bolívar y Calvo), también se los invita.
Por último, mil gracias al público que asistió a los conciertos, creo que la pasaron rebien, sin ustedes no hay nada. A los nenes del Papirri’s Kínder, el Amaru (que además rapeó la Metafísica popular), la Warita, la Joaquina, el Hectitor, la Alexandra, a los papás de estos niños que bancaron los ensayos. Si usted no tiene aún el nuevo DVD- CD El retorno del Papirri puede adquirirlo en las sucursales de este meritorio periódico. Esito sería. Chan chan.
El papirri: personaje de la Pérez, también es Manuel Monroy Chazarreta