Ganó el candidato
La campaña del conjunto brasileño de Minas Gerais hacía presumir que The Strongest desafiaba al candidato del grupo, aclaro, porque no me atrevo a sugerir que Ronaldinho y compañía estén entre los favoritos de esta Copa.
Pero decir que ganó el blanquinegro no es —creo— una descripción total del encuentro: porque no le resultó fácil triunfar y The Strongest volvió a demostrar que poco a poco se pierde el miedo a jugar en tierra brasileña. Al representante boliviano le sobró esfuerzo y le faltó serenidad en campo adversario.
Un buen primer tiempo del elenco atigrado que se dio modos (Daniel Vaca estuvo muy seguro) para impedir que Mineiro sacara ventaja. Lógicamente, el equipo paceño no marcó tan arriba —como lo hizo ante Sao Paulo— y prefirió esperar unos metros más atrás.
El local salió casi siempre cómodo de su área, pero sus problemas empezaron cuando la pelota entraba en la zona defensiva atigrada: Atlético Mineiro exageró en el centro a la olla, casi no tuvo desborde y los defensores gualdinegros agradecieron tantos regalos.
En el otro arco, The Strongest tuvo, tal vez, la más clara ocasión de esta etapa: notable pique de Reina por la izquierda y un pase que llegó madurito a los pies de Escobar, pero el “10” desvió o pifió de manera inexplicable.
Atlético Mineiro encontró el gol muy temprano, a los 11 minutos del segundo tiempo, y respiró con alivio. Un centro de Ronaldinho, peinó un zaguero atigrado y Jo encontró el hueco para marcar. A partir de ahí, fue otro cotejo. El equipo local cuidaba, atesoraba el balón, lo que era un homenaje al rival tenaz, pero siguió con su política de ollazos.
A los 28 minutos, Jo dominó por la derecha, Torrico le cometió falta y el penal lo concretó Ronaldinho, del que todos debieran aprender una lección esencial: no apurarse nunca. Partido definido, sobre la media hora, quedaba un raro final: hubo un córner para The Strongest, cabeceó Ramallo al arco y Luis Melgar, que acababa de entrar, puso el toque preciso.
De donde resulta que ganó el Atlético Mineiro, como se presumía, pero las cifras no son totalmente mentirosas.
Lorenzo Carri es periodista y estadístico.