Refundar de verdad
Dirigentes de la Liga, sobre todo, y de las asociaciones utilizan con frecuencia la palabra “refundación” que la asocian a los cambios que pretenden insertar para dejar atrás la crisis en la que está sumida el fútbol boliviano y mejorar el futuro de esta disciplina.
Dirigentes de la Liga, sobre todo, y de las asociaciones utilizan con frecuencia la palabra “refundación” que la asocian a los cambios que pretenden insertar para dejar atrás la crisis en la que está sumida el fútbol boliviano y mejorar el futuro de esta disciplina.
Si de verdad la idea es refundar hay harto por hacer. Habrá que modificar mucho, hacerlo sustancialmente. Quizás las actuales estructuras del fútbol tengan que desaparecer por completo y crear nuevas que se adapten a los tiempos de hoy.
El Consejo Superior de la Liga conformó hace unos días una comisión de los clubes para que trabaje en el proyecto. ¿En serio su reto será fundar, o sea dar vida a una institución nueva, con un objetivo diferente y original?
Efectivamente, el fútbol boliviano necesita construir, instituir, modificar su esencia vieja y cambiar los pilares. Dar un verdadero remezón. Es como derrumbar un edificio y levantar uno nuevo.
En 1977 no hubo refundación. Los resultados deportivos venidos abajo hicieron que un puñado de dirigentes y clubes se uniera y decidiera formar la Liga. No “mató” a la Federación Boliviana de Fútbol (FBF), más bien lo que hizo fue crear un brazo profesional con mayor presencia y liderazgo.
Casi 40 años después hay quienes consideran que esa estructura ya no da, que cumplió su ciclo. Es que el fútbol se transformó en un monstruo de tres cabezas: FBF, Liga y asociaciones han explotado.
¿Fue un buen paso? En realidad lo que provocó fue un retroceso comprobado con el transcurrir de los años. Probablemente unos cuantos clubes se beneficiaron, pero no la mayoría. Hacia abajo fue un desastre.
Antes de la Liga existían las divisiones inferiores y por ende la atención a ellas. Hoy no hay tales o si las hay están muy descuidadas. Si a esa base no se le pone atención, el fracaso es inminente. La Liga se olvidó de ellas y hoy los resultados saltan a la vista. Encima, las asociaciones perdieron fuerza.
No puede ocurrir de nuevo. Lo que pasó que sirva de ejemplo. No se trata de maquillar ni vale agarrar el bisturí y cortar solo una parte. Debe ser algo realmente profundo, una cosa por otra.
Por eso es bueno que los dirigentes se tomen su tiempo, analicen lo que quieren hacer y vean cuán posible es. No se trata de hacer a unos más poderosos que a los otros, hay que buscar el bien común.
¿Están dadas las condiciones? Hay algo seguro: así no se puede seguir. Lo que sí no se puede saber es si lo que va a venir será mejor. Por eso, la responsabilidad es demasiado grande.