Un monstruo de seis cabezas
Imagen: Oswaldo
Jorge Barraza, columnista de La Razón
Imagen: Oswaldo
“El calentamiento será en Paraguay, los himnos se cantarán en Uruguay, primer tiempo en Argentina, segundo en Portugal, suplementario en Marruecos y penales en España…” Reiner, colega hondureño, radiografíó humorísticamente cómo será el Mundial 2030.
Un monstruo de seis cabezas, aunque con un cuerpo europeo. Más del 50% del desarrollo tendrá lugar en España y otro 25% en Portugal.
El consejo ejecutivo de la FIFA lanzó el miércoles una bomba sobre el universo fútbol: el Mundial 2030 se disputará en España, Portugal y Marruecos, aunque habrá tres partidos inaugurales en Sudamérica, como homenaje a que aquí nacieron los Mundiales.
Esos tres juegos serán en Argentina, Uruguay y Paraguay. Sólo tres, los 101 restantes tendrán lugar en territorio europeo y africano. Por eso el deportivo madrileño As tituló a toda página “¡El Mundial 2030 es para España!”.
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Aunque la información es breve y extraordinariamente confusa (a la FIFA hay que leerle tres veces los comunicados), se extrae sin dudas que la candidatura España-Portugal-Marruecos ganó la elección y se quedó con el Mundial 2030 por encima de la sudamericana, que era Uruguay-Argentina-Paraguay-Chile.
Y que en 2034 será en Asia u Oceanía. Ponemos todas fichas a Arabia Saudita. Una jugada decisiva fue que España y Portugal aceptaran compartir sede con Marruecos. Ocurre que la patria de Mohamed V llevaba ya seis candidaturas rechazadas: 1994, 1998, 2006, 2010, 2018 y 2026. La FIFA ya se sentía incómoda y es muy posible que le pidiera a España que admitiera a Marruecos (las relaciones entre ambos son históricamente tensas por los enclaves hispanos en suelo marroquí).
Con ese requisito tendrían el Mundial. La matriz del fútbol se quitaba de encima el problema de rechazar por séptima vez al país musulmán. Y, de paso, se sacaba de encima elegantemente a África. Por muchos años el continente negro no reclamará ser anfitrión.
La gran contra que enfrentaba la candidatura ibérica era que Rusia 2018 está muy fresco entre los países dueños de casa, y por el principio de rotación de las sedes, Europa debía esperar varios años para albergar la competencia. Sin embargo, Rusia no es exactamente Europa para los países cercanos al meridiano de Greenwich. No lo consideran suyo. La FIFA tampoco. Ahora dice que en 2034 “por el principio de rotación deberán ser Asia u Oceanía”. Pero para elegir a España y Portugal ignoró dicho principio.
Sudamérica presentó su candidatura mucho antes que todos. En 2005 el presidente uruguayo Tabaré Vázquez le transmitió la idea a Joseph Blatter: que, al llegarse al 2030, era justicia que el torneo se disputara en Uruguay dado que se cumplirían 100 años de la primera Copa del Mundo. Y que sería bueno co-organizarlo con Argentina ya que los dos rioplatenses fueron finalistas de aquella primera edición. Además, porque Uruguay, obviamente, no puede montar semejante evento en solitario. Pero apenas se presentó la aspiración de España y Portugal quedó claro que iba a ser difícil para nuestro continente cumplir ese sueño. Tienen una realidad superior. Sólo decir que, en unos meses, cuando esté terminado, el Santiago Bernabéu será el estadio más fastuoso del mundo. El Camp Nou estará reinaugurado para fines de 2024, los de Athletic de Bilbao y Real Sociedad son nuevos, Atlético de Madrid estrenó en 2017 el fantástico Metropolitano. Hasta el Espanyol posee un coliseo modernísimo que fue premiado como Mejor Estadio Mundial 2010. Nuestras modestas canchas están muy lejos de eso.
Argentina no tiene un dólar en el Banco Central. Cualquier presidente que se comprometiera a gastar 10 mil millones en un Mundial podría exponerse a un linchamiento. Y eso, aún contando la pasión desbordante de los argentinos por este juego. No lo perdonarían. Pongamos otro ejemplo: ¿cómo reaccionará la ciudadanía en Uruguay cuando se sepa que por recibir un único cotejo mundialista el país se gasta 50 millones de dólares en remodelar el Centenario…? ¿Para qué invertir una fortuna en acondicionar un estadio que ya casi no tiene uso…? Peñarol construyó su excelente y nuevo coliseo y Nacional remodeló su Parque Central. Ya no juegan en el mítico Centenario. ¿Dilapidar decenas de millones en un tótem de cemento…?
Y no son sólo los escenarios, hay mil requisitos que cumplir, todo a un costo elevadísimo: acondicionar aeropuertos, centros de entrenamiento, transporte, carreteras, hospitales, hotelería, comunicaciones, seguridad, salas de prensa… Brasil 2014 insumió al Gobierno de Dilma Rousseff 15.000 millones de dólares. Una cifra obscena en América del Sur, incluso para cuatro países juntos. Porque el combo era Argentina, Uruguay, Paraguay y Chile. Pero a Chile lo bajaron sorpresivamente, por eso los medios chilenos están bramando desde el primer minuto de conocida la noticia. “La Conmebol nos basureó”, tituló el diario La Cuarta. El apuntado es el titular de la Federación, Pablo Milad. “Lo durmieron”, gritan a coro en Chile desde Arica a Puerto Montt.
En Santiago, la noticia fue recibida como una auténtica bomba. Escribe Christian González, de La Tercera: “En la antesala de la decisión, se destacaba incluso el rol protagónico que había tomado Chile en la candidatura. Para este mes, de hecho, estaba previsto que se desarrollara una reunión amplia entre los referentes de las federaciones de los cuatro países que compartían la candidatura, aprovechando la realización de los Juegos Panamericanos. En la cita, que se realizaría en La Moneda, estaba comprometida la participación del presidente Gabriel Boric”.
¿Por qué tanta ofuscación…? Porque por hospedar un solo partido, Argentina, Uruguay y Paraguay están clasificados de oficio al campeonato. No deberán sufrir la Eliminatoria, Chile sí. La rabia se multiplica cuando se menciona a Paraguay. “Que entren Uruguay y Argentina vaya y pase, jugaron la final en 1930, ¿pero Paraguay qué pito toca…? Lo metieron por la ventana”, protestan en los siete países restantes. ¿Y de cuántos cupos dispondrá el continente…? Además de los tres nombrados tendrá otras 3 plazas fijas y posiblemente dos repechajes. O sea que, en el mejor de los casos, clasificaría 8 equipos sobre diez.
Las organizaciones conjuntas comenzaron en 2002, con Japón y Corea del Sur. ¿Por qué compartieron el Mundial estos dos enemigos políticos…? João Havelange aún era presidente de la FIFA hacia 1996. Le había prometido el torneo a Japón, igual que su secretario general Joseph Blatter, y Japón se largó a construir monumentales estadios. Pero, antes de llegarse a la votación -el 31 de mayo de 1996- sondearon a los miembros del Comité Ejecutivo y, con estupor, advirtieron que estaba ganando claramente Corea del Sur, por lo cual se anticiparon y le ofrecieron al doctor Chung Mong-joon, presidente de la Asociación Coreana y dueño de la Hyundai Motors, compartir la sede y evitarse el riesgo de los votos. A regañadientes, Mong-joon aceptó y el Mundial fue perfecto, aunque nunca hubo un deseo real de unidad en la empresa. Corea y Japón querían la Copa en solitario.
Estados Unidos, México y Canadá será el primer trinomio local en 2026. Y en 2030 se pasará a seis naciones, aunque tres de ellas recibirán un solo partido. El concepto de “Mundial compacto”, del que se ufanó la FIFA en Catar 2022, o sea todo en una ciudad con cientos de miles de turistas-hinchas confraternizando, se desvirtuó completamente.
Hay que estar muy contentos. Si soy Sudamérica y la FIFA me dice «organizás el Mundial», me daría un soponcio. Somos buenos con la pelota, pero económica, política y socialmente estamos en la B. Festejemos que se lo dieron a otros. Y disfrutemos de esos tres partidos