Construyendo el TSE
De la legitimidad del Órgano Electoral depende la fortaleza de las demás instituciones
Hace 10 días, una carta de la presidenta del Tribunal Supremo Electoral (TSE) dirigida al Presidente del Estado causó revuelo y abundantes comentarios, no porque hubiese estado fuera de tono o de lugar, sino porque era la primera vez que una autoridad del cuarto poder del Estado le recordaba al Primer Mandatario su obligación de cumplir la norma.
En efecto, los actuales miembros del TSE, máxima instancia del Órgano Electoral, comenzaron su mandato meses atrás bajo la sombra de la sospecha generalizada de falta de imparcialidad debido a los sucesivos errores de sus antecesores; a ello se sumaron las voces de la oposición, que más por necesidades discursivas que por apego a la realidad quisieron hacer escarnio de los nuevos vocales.
A su vez, estos vocales reconocieron desde el principio de su mandato que la primera tarea era reconstruir la institucionalidad del Órgano a su cargo, sumada a la urgencia de administrar el referéndum que consultará sobre la modificación del Art. 168 de la Constitución Política del Estado, que hasta ahora posibilita solo una reelección consecutiva del Presidente y Vicepresidente.
Ha sido esta particular coyuntura la que puso al TSE en el ojo del huracán, pues entre sus primeras labores estuvo la elaboración del reglamento de campaña que rige para la votación del 21 de febrero próximo, y que impuso una restricción que bien mirada no debió causar tanto encono en las filas del oficialismo, pero que ha motivado un recurso abstracto de constitucionalidad presentado por un diputado que considera que limitar a 15 minutos la transmisión en directo de actos en los que participa el Presidente afecta la libertad de expresión.
Según un experto en temas electorales consultado por este diario para el suplemento Animal Político, lo que está en juego es la “legitimidad de origen” de los vocales del TSE, puesta en duda, como ya se dijo, por miembros de la oposición que afirmaron que algunos de ellos son afines al Gobierno, tanto como la “legitimidad de ejercicio”, cuestionada por miembros del oficialismo que consideran el mencionado reglamento “de una rigidez extrema” para el contexto actual y la cultura política del país. En defensa de las decisiones del TSE, el vocal José Luis Exeni afirma que el reglamento “no se lo ha hecho pensando en entrar en conflicto”, sino en construir un órgano del poder público e impulsar la democracia intercultural, así como en hacer posible una participación igualitaria de todas las fuerzas en pugna.
Con todo, tanto el Presidente como el Vicepresidente han anunciado su decisión de ser más cuidadosos en sus actos públicos, lo que demuestra que el TSE tiene la razón. Y así debe ser, pues de la legitimidad del Órgano Electoral depende en gran medida la fortaleza de las demás instituciones democráticas, particularmente las relacionadas con el voto popular.