Sarita el personaje que enseña educación sexual
Imagen: Ipas Bolivia
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A través de cómics y videos, esta niña de la ficción ayuda en la prevención de la violencia sexual desde la comunidad educativa
Sarita es una niña boliviana alegre, entusiasta y con muchas ganas de aprender. Tiene ocho años y asiste a tercero de primaria. Sus mejores amigos son Felipe y Lorena; con ellos hace tareas y practica deportes como el fútbol. Durante una clase, Sarita compartió algo muy importante: su mamá le enseñó cómo cuidar su cuerpo, diferenciar las caricias buenas de las malas y saber qué debe hacer cuando se siente en peligro. Si bien ella no existe en carne y hueso —es un personaje de ficción— tiene las características y vivencias de miles de niñas del país: es imagen visible de la educación integral para la sexualidad (EIS).
Suena el timbre y es hora de entrar a clases. Allí, los estudiantes aprenden Matemáticas, Ciencias Naturales, Música y también reciben Educación Sexual. Como herramienta para este campo tienen materiales elaborados por el Ministerio de Educación con apoyo de Ipas Bolivia: los videos Sarita tiene valor para la primaria, y Lorena yo te creo para secundaria.
“Se ha trabajado en estos materiales para hacer prevención en los casos de violencia sexual. Para utilizarlos se tiene que seguir un proceso donde cada maestro debe seguir determinadas fases de capacitación, para ello, cuenta con un texto guía que es lúdico y participativo”, explica la educadora Yhenny Marina Quelca Suntura, supervisora de área para el departamento de La Paz de Acceso Comunitario.
La capacitación de los maestros incluye herramientas para abordar el tema de la violencia sexual, así como protocolos de acción para cuando se detecta que alguno de los o las estudiantes son víctimas de esta. “Se enseña a los maestros a identificar estos casos y los pasos que se debe seguir, además de que se debe identificar los factores de riesgo que esto implica, pues a veces la misma madre es cómplice, y otras el agresor puede tomar represalias contra los educadores”, agrega Quelca.
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Los niños en el aula miran con curiosidad los cómics de Sarita: ella es de tez morena, tiene el cabello negro y le gusta jugar fútbol. Además, conoce las partes de su cuerpo y las llama por su nombre con naturalidad. De más está decir que los materiales no contienen imágenes explícitas. Eso sí, estos conocimientos son muy importantes para, por ejemplo, denunciar casos que a veces ni los padres han podido identificar en su entorno. Cuando un niño o niña sabe qué se llama cada parte de su cuerpo y no tiene miedo de nombrarla, puede describir mejor lo que le ha sucedido cuando ha sido víctima de toques impúdicos o violación.
“Sabemos que en estas primeras fases no se va a eliminar la violencia sexual, es un proceso que debe implementarse poco a poco, pero sin duda tendrá incidencia”, destaca la educadora. “Es muy importante, por ejemplo, enseñarles a las víctimas de violencia sexual cómo actuar en estos casos, tanto dentro de las 72 horas como también de forma posterior”.
Volviendo a los materiales, en secundaria la historia del grupo de amigos continúa en video. Ya en la adolescencia, Lorena es víctima del delito de violencia sexual y Sarita es quien le acompaña en este duro momento junto a su profesora, para que el hecho no quede sin resolverse y casos similares se puedan prevenir. Todo esto con lenguaje claro y sencillo.
“Sobre el trabajo con los niños, una vez que los maestros tienen todos los insumos, pueden aplicar estos conocimientos también en otras áreas. Nos cuentan en las áreas técnicas que, por ejemplo, ellos han trabajado desde la música, desde las artes plásticas y el diseño para crear mensajes de prevención”, explica Quelca.
Es así que a través de elementos didácticos se puede hablar sin tabúes del cuidado del cuerpo, de la importancia de tener una persona de confianza con la que hablar y, sobre todo, nunca callar. “En el video Lorena yo te creo se habla de lo malo de guardar secretos y del modelo de atención a las víctimas, para saber cómo hacer las denuncias”.
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Cada unidad educativa, además, reparte este material para que sea compartido con los padres de familia. “La idea es que de manera coloquial las familias puedan poner la temática sobre la mesa y así madres, padres, tutores y la familia en todo su conjunto, puedan prepararse ante estas situaciones”. En Caranavi, por ejemplo, los niños y niñas hicieron resúmenes con ayuda de sus padres para compartir estas historias y así el mensaje permanezca.
En la unidad educativa Topáter, por ejemplo, los maestros y directivos organizaron una jornada especial, el “Día de la prevención de la violencia sexual”, y los alumnos desde nivel inicial, según su edad y madurez, participaron en dinámicas lúdicas y sencillas con apoyo de los padres.
“He aprendido que nosotras las chicas tenemos que recurrir a una persona de confianza para que, en caso de que nos pase algo malo, nos ayuden a ir a una clínica o una posta sanitaria”, explica Andrea, de la unidad educativa Venezuela. “Los hombres somos los primeros aliados y tenemos que tener un nuevo comportamiento para estas situaciones”, agrega su compañero de colegio Alan.
Estos niños y niñas de la vida real, así como Sarita y Lorena en la ficción, comparten un mismo propósito: tener una vida plena libre de violencia sexual, con conocimientos para decidir mejor.
Texto: Miguel Vargas
Fotos: Ipas Bolivia