Murales comunitarios, la esperanza viva de liberación
Imagen: FUNDACIÓN CULTURAL DEL BANCO CENTRAL DE BOLIVIA
Cada comunidad mostró sus expresiones culturales en las diferwentes inauguraciones.
Imagen: FUNDACIÓN CULTURAL DEL BANCO CENTRAL DE BOLIVIA
En la historia los artistas recrearon en sus obras cada etapa del país. Una nueva generación está tomando los muros.
Cuatro murales ubicados en las localidades de Jesús de Machaca y Sullcatiti Lahuacollo muestran la identidad cultural y rebeldía de la Marka. El proyecto titulado Ayni, Murales Comunitarios fue propuesto por la artista Reyna Mamani Mita en el marco de la I Convocatoria de Fomento a la Productividad Cultural y la Creación Artística que impulsa el Centro de la Revolución Cultural (CRC), dependiente de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia (FCBCB).
El trayecto hacia Jesús de Machaca es un paseo por la historia del país, sus tierras fértiles y el sol abrasador recuerdan a los levantamientos indígenas contra los opresores que continuó, con más fuerza, en la época de la República. Sin embargo, el espíritu valiente y consecuente está presente en cada uno de sus habitantes, eso se refleja en los rostros de las niñas y niños de la comunidad.
El 12 de marzo de 1921, en Jesús de Machaca, provincia Ingavi del departamento de La Paz, miles de indígenas se sublevaron a causa de los abusos del corregidor del pueblo, Luis Estrada. Desde entonces los lugareños conservan la memoria de esa lucha en el imaginario colectivo. En 1979, el historiador Roberto Choque Canqui publicó la primera investigación sobre esos hechos que, para ese momento, eran pasajes ocultos de la historia.
Rebeldía en los muros de Sullcatiti
Niñas y niños se toman de la mano y forman una línea recta para recibir a los visitantes. El colegio organizó un pequeño, pero gran acto simbólico para la inauguración de los dos primeros murales que se encuentran en la unidad educativa Sullcatiti Lahuacollo. Comenzó con la iza de la bandera y la entonación del Himno Nacional, mientras los más pequeños coreaban al unísono la melodía, los de último grado preparaban su indumentaria para bailar el tradicional carnavalito.
Los padres de familia y vecinos de la comunidad presenciaron entusiasmados la inauguración de los murales. Su cariño y complacencia se reflejó en el delicioso aphtaphi (práctica ancestral para compartir) que prepararon para compartir con los visitantes. En el suelo, encima de aguayos (tejido hecho a mano, utilizado por las mujeres del altiplano) y yutes, las Mama T’allas (mujeres que ocupan cargo político) acomodaban con delicadeza cada uno de los alimentos que proporciona la madre tierra a la comunidad. Ocas, papas, chuño, maíz, queso y hasta quispiñas (panecillos elaborados con harina de quinua) desfilaban en orden en aquel banquete andino que deleitó el paladar de los comensales.
El mural que se encuentra dentro del establecimiento fue pintado por los artistas Maya Cahua y Luis Alejandro Vásquez. La obra gustó tanto a los estudiantes, profesores y pobladores que hicieron una colecta para revocar el muro. La imagen muestra a las máximas autoridades de la comunidad acompañadas de figuras tiwanakotas y del ‘titi’ (gato de montes).
La historia de la comunidad de Sullkatiti se inició desde los tiempos de Tiwanaku con el nombre de Ayllu Sullka Titi, distribuyéndose además en tres comunidades: Alaya Sullka Titi, Sullkatiti Titiri y Sullkatiti Lawaqullu, cuenta el historiador aymara Roberto Choque en el libro Jesús de Machaqa: La marka rebelde. Sublevación y Masacre.
Uno de los personajes que la región recuerda con cariño y admiración es el Cacique Blas Ajacopa, quien nació en los años 1860 en Sullkatiti Titiri y falleció en 1967. Fue un líder de la sublevación de Jesús de Machaca y preparó al pueblo para rebelarse contra la colonización española, que se expresó por el abuso de poder y sexual.
El ímpetu y coraje los llevó a conseguir sus objetivos, el pueblo resistió a la colonia y compró el territorio del Virrey de Lima con una buena cantidad de oro y plata, así gran parte del territorio se mantuvo como ayllus y comunidades originarias excepto la comunidad de Qurpa y la de Jesús de Machaca. Pero esa desobediencia fue castigada con la masacre a sus habitantes, una orden del entonces presidente, Bautista Saavedra.
Esa historia la recuerda Maya cuando explica que la participación de los habitantes de la comunidad fue indispensable para crear los muros. “Ellas y ellos nos daban ideas, fueron complementando algunos dibujos del muro; lo que nos llenó más de emoción fue que los más pequeños le daban un brochazo a la pintura. Todos conocen su historia, la recuerdan y conservan”, relató la artista.
Mientras niñas, niños y toda la población se aproximaba al siguiente mural para retratarse, los más ancianos agradecían a los artistas por llevar colores a su región y se comprometieron a colaborarlos en lo que hiciera falta. El mural está plasmado en el ingreso de la unidad educativa y fue elaborado por Edgar Mamani. La imagen hace referencia al coraje de hombres y mujeres machaqueños adornados por la sagrada hoja de coca que simboliza la fuerza, vida y la esperanza de tiempos mejores.
El poder de las mujeres en Jesús de Machaca
A pocos kilómetros de Sullcatiti Lahuacollo se encuentra Jesús de Machaca, en el lugar resalta un templo católico de la época colonial que data de 1706, construida por el cacique José Fernández. Dos históricos cuadros del presbiterio (espacio en torno al altar mayor de una iglesia) llaman la atención al ingresar a la iglesia: el Triunfo de la Inmaculada y el Triunfo de la Eucaristía son dos obras firmadas por Juan Ramos. Ambos tapices se encuentran deteriorados y merecen atención inmediata, explicó el padre Franz Bejarano.
El templo fue declarado monumento nacional con el Decreto Supremo N° 8171 de 7 de diciembre de 1967 debido a su importancia histórica, la belleza de sus ornamentos y los impactantes cuadros que adornan las paredes laterales de la iglesia.
A un costado se encuentra el comedor popular donde más de 500 estudiantes de zonas alejadas reciben alimentación, gracias al aporte de padres de familia, la iglesia y profesoras voluntarias. En su muro principal está la obra pictórica de los artistas Reyna Mamani Mita y Jorge Luis Higorre.
Mujeres bailando pinquillada, autoridades originarias y, al centro, el imponente cóndor andino adorna el muro del comedor popular. La cultura es su mayor legado, por ello, cuando llegan los visitantes a sus tierras, se visten con sus mejores galas y les ofrecen toda su hospitalidad.
El colegio donde se inauguraron los dos siguientes murales lleva el nombre, no por nada, de Óscar Únzaga de la Vega, fundador y líder de Falange Socialista Boliviana (FSB), cuya vida estuvo enfocada en la construcción de un estado de derecho. Fue un hombre consecuente con sus ideales hasta su fatídico y misterioso deceso (1959). Los estudiantes de esa unidad educativa conocen su historia y, desde esa mirada, construyen cada día su futuro. Sin embargo, esta vez, son las mujeres las que encabezan esa lucha.
Darleyn Calle, de 15 años de edad, es la presidenta estudiantil del establecimiento. Para ella, que sus compañeras y compañeros puedan reconocer su cultura, identidad e ideología es vital para el desarrollo de su comunidad. Por ello, cuando se enteró del proyecto de los murales, decidió apoyar aquella iniciativa, quizá “no con mucho”, como afirma la colegiala, sino con el compromiso de cuidar y emular aquel trabajo artístico.
“Cada día veíamos cómo iba avanzando el mural y nos sentimos reflejados en las imágenes que dibujaban los artistas. Ahí podemos ver la ideología, cultura y costumbres de nuestra comunidad”, resaltó Calle.
Jesús de Machaca se caracteriza por ser una región que conserva su cultura. La comunidad tiene más de 20 danzas autóctonas, las que se lucen en un festival donde se derrocha alegría y se celebra cada 21 de junio. Darleyn reconoce y explica cada una de las características de su comunidad, desde el color de las polleras, las mantas, sombreros, ponchos, aguayos y demás indumentaria.
La pollera rosada es para la gente civil, la verde es para aquellas que están ocupando un cargo importante y la roja es para las Mallku Taikas (autoridades femeninas). Los aguayos rosados lo usan todas las mujeres, pero los negros son exclusivamente para las autoridades. En cuanto al sombrero, la gente del pueblo utiliza el borsalino blanco, pero los monteros están diseñados para autoridades (mujeres y varones) expresó la presidenta estudiantil.
La qu’rawa es una honda hecha de lana de oveja utilizada desde épocas prehispánicas, según información del Centro de Investigaciones Arqueológicas, Antropológicas y Administración de Tiwanaku (CIAAAT). La herramienta es todavía usada por los pobladores del área andina. Darleyn contó que la lana de oveja es fundamental para crear diversos materiales de trabajo y su vestimenta. En Jesús de Machaca, la qu’rawa tiene un significado simbólico: se la utiliza como parte de su indumentaria y como un arma, ese detalle lo lleva un Mallku acompañado de una Mama Talla, ambos personajes están dibujados, en el mura del comedor popular, que parecen observar hacia el horizonte con los brazos abiertos, como un escudo humano que protege a su pueblo.
La figura femenina cobra mayor importancia en un muro que se encuentra dentro de la unidad educativa. En aquella pared están plasmados diferentes elementos de la cultura machaqueña: llamas, kusillos e incluso la iglesia son inmortalizados sobre un tono rojizo. Al centro, la figura de una mujer Mama Talla parece mirar con recelo, pero segura, hacia el futuro.
Janeth Quispe y Jhonny Abdail, ambos integrantes de Ayni Murales Comunitarios, fueron los encargados de pintar aquella pared. Los artistas explicaron que para elaborar la obra tuvieron que dialogar con la gente, aprender sobre su cultura, organización política, social y económica. Al analizar esos aspectos llegaron a la conclusión de que en la región las mujeres tienen mayor importancia en decisiones que involucran los intereses del pueblo.
“Al territorio se lo conoce como la Marka Rebelde, es bien interesante, no sucede muy a menudo que las mujeres lleguen a tomar el poder, sin embargo, aquí sí se ve eso, quizá, de alguna forma, tiene que ver con lo que sucede en estos tiempos, es tiempo de las mujeres”, destacó Quispe.
Al inaugurar aquellas obras, David Aruquipa, jefe de la Unidad Nacional de Gestión Cultural de la FCBCB, expresó palabras de agradecimiento a la región por el cariño con el que los recibieron. Además informó sobre una serie de proyectos que están en proceso de ejecución y que pronto serán entregados.
“Este es un día de fiesta, estamos inaugurando el primer proyecto de 28 que tenemos, por eso agradezco a los estudiantes que nos deleitaron con la danza de la pinquillada en su unidad educativa. Como Fundación nuestra misión es llevar el arte hacia los lugares donde no llega, debemos cambiar eso ya que la cultura articula, cuestiona y reclama”, expresó Aruquipa.
El rostro de Reyna Mamani, impulsora del proyecto, expresa alegría cada vez que recibe muestras de cariño de los pobladores. Desde que salió de su ayllu Titikani Takaka cuando era una niña pensó en llevar el arte a su comunidad. Por ello manifiesta con firmeza que la temática usada ahora por los nuevos artistas destaca la vida, el amor y la esperanza. Vida para seguir creando, amor para sobrevivir y esperanza para que nunca se olvide que siempre habrá un mañana.
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Texto: Estefani Huiza
Fotos: fundación cultural del banco central de bolivia