Caminos de ‘ida y vuelta’ de la Compañía Milena Tejada
Imagen: Vassil Anastasov y sandra boulanger
Milena Tejada, retratada por Sandra Boulanger, en escena.
Imagen: Vassil Anastasov y sandra boulanger
La crítica Tania Delgadillo reseña el espectáculo de flamenco ‘Creciente’ que se presentó En teatros de Santa Cruz, Sucre y La Paz
Con ocho presentaciones en Bolivia, la Compañía Milena Tejada, junto a Álvaro Mora, Indira Aparici y Roberto Montaño, deleitó con un espectáculo de flamenco que el público aplaudió de pie en varios de los escenarios donde se presentó Creciente, que inició su gira el 7 de diciembre en Santa Cruz y cerró en La Paz en Casa Grito, el 19 del mismo mes. Alrededor de 1.500 espectadores, en diferentes teatros de Santa Cruz, Sucre y La Paz, vivieron y gozaron la experiencia de mano de estos jóvenes profesionales de un arte en constante transformación que expresa caminos de ida y vuelta, tradición y lenguajes propios.
Creciente, un espectáculo de una alta calidad artística, representó un “reto creativo”, como señala la bailaora, coreógrafa y directora Milena Tejada, boliviana que reside en Sevilla, quien por primera vez presenta su trabajo en el país en formato de concierto junto a su compañía, conformada por Álvaro Mora, compositor y guitarrista de flamenco, que cuenta con varios galardones en España y tuvo a su cargo la dirección musical de las piezas que forman parte del programa; y los cantaores Indira Aparici y Roberto Montaño, jóvenes talentos españoles quienes, en conjunto, han tenido la virtud de mostrar un trabajo prolijo y armónico, reflejando una unidad bien lograda.
Producto de una formación académica, técnicamente correcta y pulida, el elenco también ha mostrado que el flamenco es un arte vivo, que, si bien su lugar por excelencia está en los tablaos, no se limita sólo a estos espacios. Al ser hoy un arte universal, declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco al ser una expresión cultural que nace y se desarrolla gracias a la mezcla de varias culturas —árabe, judía y la de los gitanos que llegaron a Andalucía— y que se extiende a otras regiones de España con una influencia, además, de la música negra americana, el flamenco es también una expresión de “ida y vuelta”, es decir, que no se puede encasillar a esta expresión artística que en la actualidad sigue su camino de diáspora, generando nuevos lenguajes y estilos que le van poniendo los bailaores que provienen de la danza clásica y contemporánea, entre otras procedencias. En ese camino pareciera estar este elenco, que no encaja precisamente en el flamenco meramente tradicional u ortodoxo, pero que a la vez no busca ser de vanguardia. Su propósito es seguir creciendo, perfeccionando, profundizando y creando un lenguaje propio, sin dejar de lado elementos de la tradición.
Más allá de las vertientes múltiples y diversas, hay elementos que deben estar presentes en el flamenco y que son parte de su esencia: el cante, el baile y la guitarra, principalmente; y con ellos, la pasión, el sentimiento, la fuerza y el ritmo preciso del taconeo, que han sido los ingredientes de este espectáculo. La improvisación es también un elemento esencial del que no podemos dar cuenta, ya que Creciente tiene una estructura, una narrativa y una coreografía.
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Hay un embrujo que provoca el flamenco; lograrlo no es tarea fácil. Captando el sentir del público que asistió al Teatro Municipal Alberto Saavedra Pérez y al Teatro Nuna de La Paz (funciones a las que asistí), fue en este último espacio donde se generó mayor proximidad y conexión entre el público y los artistas.
Me animo a decir que en teatros medianos y espacios más íntimos es donde el espectáculo funciona mejor y donde es posible lograr y crear un clima. Sin embargo, el baile Alegrías se lució con todo su esplendor en el Municipal, ya que, el ingreso de la bailaora por el pasillo de la platea, desde donde ascendió al escenario, fue un acierto, anunciando la majestuosidad de la pieza, que desde ya se impuso con el traje de bata de cola al que se sumó el magistral manejo de Milena, tanto de este como del chal, acompañado de sus elegantes movimientos de torso y brazos.
Cante, toque y baile
Creciente intercaló el baile con solos de guitarra y duetos de cante. A dúo, en los fandangos, Indira Aparici y Roberto Montaño hicieron vivir esa magia del flamenco. La guitarra de Álvaro Mora, Premio Bordón Minero 2022 (festival de flamenco considerado como uno de los más prestigiosos del mundo), se lució con sus sonoridades brillantes y vivaces. Y como nota curiosa, estando de gira en Bolivia, el talentoso guitarrista recibió la noticia de un nuevo galardón: la Uva Flamenca 2023.
La propuesta de Milena, como directora, coreógrafa y bailaora buscó “engranar” (usando sus propios términos) sus “vivencias y conocimientos en un baile personal y representativo”. Quizá esa parte más íntima y personal haya quedado en un segundo plano y el público no la haya llegado a captar del todo, cautivado más bien por la riqueza expresiva de cada uno de los palos en sí mismos y por la exquisita interpretación de los artistas, que giraban alrededor del baile de Milena; teniendo su protagonismo, entre baile y baile, tanto la guitarra como el cante.
Tejada quiso mostrar también los diferentes estilos o palos del flamenco tradicional: soleá, fandango, vidalita, taranto y alegrías. La fuerza, el sentimiento y la pasión estuvo presente en cada artista, con sus sellos personales, sin descuidar el aspecto técnico, dejando poco espacio a la improvisación (una de las características del flamenco).
En general el público disfrutó del espectáculo, fue muy cálido, valoró el trabajo y la calidad de cada uno de los artistas y se dejó cautivar por el baile elegante, detallista y preciso de Milena. Exigentes, técnicamente correctos, íntegros; promesas que tienen un camino amplio por donde transitar, para seguir dando frutos.
‘Creciente’, para Milena Tejada
Con esta obra, la boliviana ha querido mostrar al público de su país el resultado de una historia que empieza en Bolivia, sigue un recorrido, crece y se desarrolla fuera de su tierra natal, cual ciclo lunar, circular, que se cierra y a la vez se abre a una nueva etapa, para empezar, un nuevo tiempo en la Sevilla que le abrió las puertas a una boliviana, quien demostró su talento, su determinación y tesón, trabajando duro y sin pausa.
Para Milena, “esta es la búsqueda eterna de una artista que no logra saciar nunca su afán de mejorar, de crecer, esculpiendo a cada momento una nueva visión de sí misma en el mundo, a través de la danza”. Ella lo define así con humildad, con sencillez, pero a la vez con la fuerza y la garra que ya le ha llevado lejos.
Milena Tejada nació en La Paz en 1998. En 2011, recibió el premio Joven Promesa Artista del Gobierno Municipal de La Paz. Inició sus estudios de danza clásica de niña; en la adolescencia hizo su primera aproximación a las danzas españolas y el flamenco, ganando el primer premio de La Paz del Flamenco en 2015. Continuó su formación en la Fundación Cristina Heeren (Sevilla). Entre 2017 y 2018 codirigió Estudios para el Festival Flamenco de Montréal (Canadá), realizando giras en Norteamérica. En 2021 ganó el segundo premio en el Concurso de Baile Flamenco Manolo Soler y obtuvo la beca Acciona para continuar estudios en la Fundación Cristina Heeren. En 2022 formó parte del cuerpo de baile del Teatro Flamenco Sevilla. En 2023 ganó el tercer premio en el concurso Flamenco Puro en Jerez y el segundo premio de baile en el XXXIII Concurso de la Federación de Peñas de Andalucía. Actualmente actúa en destacados tablaos de Sevilla como Las Setas, el Teatro Flamenco Triana y Los Gallos.
La gira fue organizada por Acción Cultural y tuvo el auspicio de REPSOL, Grupo Minero Sinchi Wayra, Camino Real, Hotel Boutique Alfonsina, Kantutani y Parador Santa María La Real. Apoyaron el Centro Cultural de España en La Paz, la Secretaría de Cultura y Turismo del Gobierno Autónomo Municipal de Santa Cruz, la Dirección de Cultura y Deporte de la USFX, Teatro Nuna y Teatro Doña Albina.
Texto: Tania Delgadillo Rivera
Fotos: Vassil Anastasov y sandra boulanger