Única y extraordinaria labor en el CAR de Barcelona
Dos de los tres periodistas que tuvieron el privilegio de seguir ese trabajo en Europa, Wilson Jurado y Francisco Millares cuentan cómo fue ese trabajo, una labor continua de puro y exigente entrenamiento de alto nivel.
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Inédita, única y hasta ahora irrepetible fue la preparación que en 1993 y durante 45 días cumplió la selección nacional de fútbol en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Barcelona, España, decisiva para lo que fue su gran campaña en las eliminatorias de hace 25 años que como resultado arrojaron la clasificación al Mundial de Estados Unidos 1994.
Dos de los tres periodistas que tuvieron el privilegio de seguir ese trabajo en Europa, Wilson Jurado y Francisco Millares (el otro fue Germaín Caballero), cuentan cómo fue ese trabajo, una labor continua entre abril y mayo, de puro y exigente entrenamiento de alto nivel.
Jurado, enviado por el programa deportivo ‘Más Deporte’ de Canal 7 Televisión Boliviana, recuerda que esa labor fue decisiva e histórica, porque nunca antes, y tampoco después, una selección boliviana se entrenó en un CAR que reunía todas las condiciones para la preparación del más alto nivel en el mundo de un deportista.
“Nunca una selección nuestra tuvo una pretemporada de trabajo de esas características, con campos de juego de primer nivel, gimnasios de última generación, pistas atléticas, piscinas, hidromasajes, es decir las mejores condiciones para una preparación. Eso sin dejar de lado la alimentación que era de primera calidad, exclusiva para atletas de élite. Y un centro hotelero para un buen descanso, alejado del ruido, de la contaminación. Además, una atención médica de punta con especialistas de nivel”, recuerda Jurado.
- Marco Etcheverry, Francisco Millares y el asistente de útiles Óscar Rodríguez. Foto: Francisco Millares
Las condiciones estaban y el trabajo en sí debía ir acorde con eso, por ello Xabier Azkargorta y Antonio López lideraron un trabajo extraordinario en cuanto a contenido. “Se entrenaba desde muy temprano, luego por la mañana, descanso, alimento, otra vez entrenar y repasar jugadas, y se repetía y repetía hasta mejorarlo. Una exigencia total, con alta concentración, todos los días, excepto los domingos que había descanso”.
A gran parte de los jugadores les costó al inicio, por la rutina, la exigencia y porque estaban aislados físicamente del mundo externo y obviamente de sus familias, algo complicado para muchos. “Los entrenadores les dijeron que era normal que sintieran cansancio, desgano, nostalgia, pero que se tenía que convivir con eso, porque ese era el tipo de preparación de los grandes atletas, quienes en el CAR se entrenaban al más alto nivel, cuidaban su alimento, su descanso, su concentración, para luego salir a competir con toda la base lograda”.
Excepto la vuelta de dos futbolistas a territorio boliviano, porque decidieron dejar la concentración, al final se logró una convivencia y se armó un grupo humano y no solo futbolístico que fue decisivo para lograr el principal objetivo.
“Sin duda que ese trabajo fue vital para la clasificación, pero a ello se tiene que añadir la calidad y cantidad de buenos jugadores que tuvo Bolivia, con todo eso alcanzó esa clasificación”, asegura Jurado, quien actualmente trabaja en la organización radial Cabalgata Deportiva de La Paz.
- En Barcelona, Wilson Jurado entrevista a Antonio López, asistente técnico de Xabier Azkargorta. Foto: Wilson Jurado
Otra visión de ese entrenamiento la cuenta desde Cochabamba el periodista Francisco Millares, quien entonces reportó para el programa televisvo Deporte Total. “Yo diría que fue una preparación casi cuartelaria, porque fue muy aislada de las familias, concentración cerrada total. Recuerdo que todos nos levantábamos temprano, se practicaba desde las 07.00, luego se desayunaba, se volvía a entrenar, luego el almuerzo, un descanso y otra vez al trabajo, la cena y en las noches charlas técnicas. Es decir, a mi modo de ver, se forjó, se templó el carácter de ese grupo de futbolistas”, recuerda Millares.
Cuenta que estaban las mejores instalaciones del mundo, poco antes Barcelona había sido sede de los Juegos Olímpicos. “Cero distracción, full concentración y trabajo. Todos juntos nos levantábamos, desayunar, trabajar, almorzar, como un solo hombre. Recuerdo que en lluvia, en un intenso calor, o viento, no se paraba en ningún rato”.
Enterado de algunas protestas, Xabier Azkargorta puso pasajes de retorno y desafió a que los tomen a quienes no deseaban seguir. Entonces dos jugadores levantaron los pasajes y se regresaron a Bolivia.
“Fuimos testigos de un trabajo grato, duro, con tres turnos de entrenamiento de campo y uno de gabinete, que eran mayormente por las noches. Eso nunca antes hubo ni ahora se volvió a hacer, una selección boliviana, entonces sí se dio y el resultado fue la clasificación”, dice Millares.
El periodista Germaín Caballero, que entonces reportaba para el programa Facetas Deportivas, llevó el día a día de esa selección para la audiencia de Santa Cruz.
Tras lograr la clasificación en 1993, al año siguiente Bolivia regresó al CAR de Barcelona, donde trabajó cerca de un mes de cara al Mundial de Estados Unidos en 1994.