La familia del Nirvana
Fans bolivianos celebran 20 años de colección del grupo de grunge.
En el salón amplio de paredes blancas y techo de madera, más de diez visitantes recorren el ambiente para conocer más del conjunto de Seattle (Estados Unidos). Atraídos por los cuadros, discos y revistas, hay gente de todas las edades. Niños, jóvenes y adultos; mujeres y varones. Es como un encuentro familiar y de amigos en torno a la agrupación grunge.
Los gemelos Juan Carlos y Juan Luis Castillo Martínez han vuelto de una charla en el programa juvenil Graffiti, de RTP, y, nada más al regresar, dialogan para una entrevista en televisión. La razón de su ajetreo es que organizaron una convención sobre la agrupación Nirvana, que incluye una exposición de objetos en el salón María Esther Ballivián de la Casa de la Cultura Franz Tamayo, para recordar los 21 años de la muerte de Kurt Cobain y 20 años desde que los gemelos empezaron a coleccionar objetos de la banda, que comenzó con un disco de vinilo editado en el país.
Un día como hoy, hace ya 21 años, llegaba el punto culminante a la vez que tormentoso y triste para los seguidores de Nirvana. Aproximadamente a las 11.30 del martes 5 de abril 1994, Kurt Cobain, el cantante y líder del grupo, había decidido quitarse la vida; según varios comentarios, cansado de la fama que le otorgó la música y atosigado por la relación con su esposa Courtney Love. A media mañana del viernes 8, las radios bolivianas y del mundo informaban que el cuerpo inerte del cantante había sido encontrado en su casa, en su pueblo natal Aberdeen, a dos horas de Seattle. Este suceso también significó el nacimiento de su leyenda como uno de los máximos artistas del grunge y nuevo impulsor del rock, que para esos años estaba ahogado en el fango de la industria musical.
El grunge, que nació en la ciudad de Seattle a principios de la década de los 90, se trató más de un movimiento que de un género musical, pues entre las principales bandas están Alice in Chains, Nirvana y Pearl Jam, que se parecen muy poco entre sí.
Camisas de franela a cuadros, chompas, poleras y jeans rotos, cabellos despeinados, guitarras desaliñadas y voces desobedientes a reglas elementales de canto son algunos referentes simbólicos del grunge, un híbrido entre el punk y el metal. “Es el hijo bastardo que ninguno quiso reconocer. Demasiado trabajado para ser punk, demasiado flojo para ser metal. El grunge fue el gran cambio frente a la onda glam de los 80”, señala la página PeruGrunge, que señala a Aerosmith, Bon Jovi y Guns N’ Roses como algunos ejemplos de mucha imagen, sonido sobreproducido, pantalones ajustados de cuero, melenas onduladas y maquillaje. “El grunge utilizó la fórmula inversa, la pose del antipose”, recalca.
Al influjo de aquella influencia, Gustavo Castillo adquirió en diciembre de 1995 un casete de Unplugged, de Nirvana, que escuchó junto a sus hermanos Juan Carlos y Juan Luis, quienes a partir de ese momento compartieron el gusto musical.
“Cuando escuchábamos esas melodías, se sentía en el aire una especie de electricidad, una fuerza que incluso ahora seguimos percibiendo”, cuenta Juan Carlos.
“Lo primero que me pegó fue The Man Who Sold the World, del Unplugged. Después escuchamos otros álbumes y sentíamos esa fuerza que se contagiaba entre los amigos, que se convirtió después en un movimiento”, agrega Juan Carlos.
Una palabra, un gesto o una acción pueden ser el inicio de algo mágico. En este caso ocurrió con un obsequio. “Todo empezó con un disco que me regaló un compañero de colegio, un LP (long play) que había editado Discolandia, hecho en Bolivia, el álbum Nevermind, que por entonces costaba entre 25 y 30 bolivianos, mientras que ahora puede valer incluso por encima de los 100 dólares”, afirma orgulloso el mayor de los gemelos Castillo Martínez. Nevermind, el segundo disco de la agrupación estadounidense, fue uno de los más exitosos en la historia del rock, pues ubicó a Nirvana como uno de los más influyentes del final del siglo XX, además de haber llegado al número uno de la lista Billboard y desplazar en enero de 1993 a Dangerous, de Michael Jackson. La tapa de esta producción también generó polémica debido a que se muestra a un bebé desnudo buceando hacia un billete de un dólar.
A partir de aquel regalo, Juan Carlos y Juan Luis continuaron coleccionando todo lo referente a Nirvana. “Empezamos con lo que llegaba al país, como la colección de casetes de Discolandia”, señala Juan Luis, al recordar que aún no había acceso a internet, por lo que la única información fiable llegaba a través de revistas, periódicos o programas de televisión y de radio.
“En aquellos tiempos se decía que el que tenía una revista dominaba la información, quien tenía un material original era superior, mientras los demás estaban con una copia del casete, pues ni siquiera había muchos aparatos que leían CD”, comenta.
Los hermanos Castillo adquirieron todo lo que pudieron hallar en el mercado paceño, como una revista Voces, de Bolivia, en la que se publicó un artículo de Nirvana que salió en Rolling Stone, y ejemplares de Metal Hammer, de España, entre otras.
“Incluso disponíamos del dinero de nuestras pensiones en el colegio, gastábamos un poco y guardábamos el resto. Tuvimos una fiebre por comprar los objetos de Nirvana”, admite Juan Carlos.
El fanatismo de la familia Castillo Martínez llegó a tal instancia, que Gustavo aprendió a tocar guitarra y propuso a Juan Carlos que interpretara el bajo y a Juan Luis que se encargara de la batería. “Para esa época comprar instrumentos de música era complicado, por eso acondicionamos una guitarra acústica para que fuese bajo, y en lugar de las baterías usábamos ollas y cajas, de esa manera comenzamos a practicar”, rememora entre risas Juan Carlos junto a su hermano Juan Luis.
Después de un tiempo, las paredes del dormitorio de los gemelos estaban atiborradas de pósters de Nirvana, por lo que, al darse cuenta de que su colección estaba creciendo, guardaron los objetos en cajas.
Esta compilación de reliquias no podía quedarse almacenada, por lo que los gemelos, apoyados por su familia, organizaron su primera exposición en la Casa de la Cultura el año 2005. “La primera vez que vimos el salón no sabíamos cómo lo íbamos a llenar, aunque hubo mucha gente a pesar de que la muestra duró solamente una semana”, afirma Juan Luis.
“La segunda vez fue en 2010, para lo cual la reunión estuvo mejor preparada, con más discos y revistas, e incluso presentamos un acústico de Nirvana”, añade. Dicen que la tercera es la vencida, la que debe mejorar todo lo anterior para lograr una presentación especial. Los hermanos querían demostrar que valieron la pena los sacrificios, cuando entraban al colegio a escondidas por temor a que el regente les ordenara que se cortasen el cabello largo.
“Recuerdo que en una hora cívica, el director nos agarró y nos metió tijera a mi hermano y a mí frente a todo el colegio”, comenta Juan Carlos.
Aquel fanatismo llevó a los hermanos a planear una convención para recordar los 20 años de la partida de Kurt Cobain. “Son dos años que venimos trabajando. En 2013 escribimos la primera carta con el fin de solicitar un salón para la exposición, pero hubo varios inconvenientes, como los retrasos o cuando el año pasado la Casa de la Cultura entró en refacción, por eso tuvimos que cancelar la muestra. Querían mandarnos al Tambo Quirquincho, pero el espacio era muy pequeño para este tipo de presentaciones”, comentan los gemelos, en una interacción que parece sacada de un guión de película.
Finalmente, el miércoles 18 del mes pasado se inauguró la principal actividad de la convención, una exposición de los objetos que reunieron los hermanos Castillo durante 20 años.
La primera imagen al ingresar en el salón de la Casa de la Cultura es un retrato de Kurt Cobain cuando tenía ocho años, poco antes del divorcio de sus padres, que según el cantante fue el peor trauma de su vida. “Tomó años darme cuenta de que el divorcio de mis padres no fue mi culpa”, afirmaría una vez adulto.
Este póster forma parte de la colección exclusiva para Funky, de Estados Unidos, que los Castillo adquirieron a través de las páginas comerciales en internet.
En los demás cuadros se encuentran fotografías para la producción del disco Nevermind, donde el líder de la agrupación trató de hacer música fuera de los límites restrictivos de la escena grunge.
Juan Carlos cuenta que la empresa discográfica estaba en desacuerdo con la portada de Nevermind, porque podía herir la sensibilidad de la gente. Por eso se sugirió censurar el miembro viril del neonato, a lo que Kurt les respondió que si iban a censurarlo debía ser con un texto que dijera: “Si esto altera tu sensibilidad, quizás seas un pedófilo encubierto”. Al final, la disquera aceptó la portada. Otra fotografía que merece ser contada, según los hermanos Castillo, es la que se publicó para la afamada revista Rolling Stone. En la imagen aparecen David Grohl, Krist Novoselic y Kurt Cobain en medio de una pradera. El líder de Nirvana llegó con una polera blanca con el mensaje: “Corporate Magazine Still Suck” (algo así como “La revista corporativa sigue chupando”).
El fotógrafo dijo que no le podía sacar fotos de esa manera, porque le iban a despedir, a lo que Kurt le respondió que si no aceptaba se iba a ir de la sesión. El fotógrafo se arriesgó y sacó las fotos. Pese a la presunción, al director de Rolling Stone le gustaron las fotos y las publicó.
A los costados del salón están unas urnas que guardan los discos que grabó Nirvana, desde Bleach, pasando por Nevermind, Incesticide, In Utero, Unplugged in New York, From The Muddy Banks Of The Wishkah hasta Nirvana, sus formatos de disco LP, disco compacto y casete.
Uno de los objetos que sobresale es un muñeco a escala de Kurt Cobain, de medio metro de altura, importado desde Canadá y que costó más de 800 bolivianos. En los detalles se pueden apreciar las cuerdas de la guitarra, el jean azul con la cadena y la billetera en el bolsillo trasero.
Otra joya que presentan los hermanos Castillo es una entrada que se utilizó para uno de los últimos recitales de Nirvana, en Grenoble, Francia, el 18 de febrero de 1994, antes de la cancelación de la gira del grupo en Europa y el posterior suicidio del líder de la agrupación. Juan Carlos expresa que se sienten orgullosos de haber ganado la subasta en el sitio de internet eBay, mediante la que obtuvieron este recuerdo. “Es bueno saber que el boleto 2.988 está en Bolivia”. Delante de un cuadro en el que aparecen Courtney Love y Kurt Cobain, una guitarra eléctrica roja descansa en un pedestal. Se trata de una Fender Mustang, la misma marca que utilizó Cobain para la gira In Utero, lo que se demuestra con una fotografía de Nirvana. Según la revista especializada en guitarras Guitar World, el sonido de la guitarra de Kurt Cobain en Nevermind “estableció el tono del rock para toda la década de los 90”.
“Mi cariño por Nirvana nació cuando tenía ocho años. Ha sido uno de los grupos que más me ha influido”, comenta Clark, de 20 años, quien coincide en su fanatismo con Wilson, de más de 30, y Lisa, para quien esta música “va a trascender décadas y va a llegar a nuevas generaciones”.
Algunos jóvenes se sientan a mirar los videos de Nirvana, los mayores parecen revivir sus recuerdos a través de la muestra, y niños, como las hermanas Yara Francis (bautizada como la hija de Cobain) y Violeta, hijas de Juan Carlos, llevan su cariño por Nirvana en sus poleras.
A pesar de la corta y sinuosa historia de Nirvana, gente de todas las edades rinde admiración a unos músicos que marcaron la generación de los 90 y de las nuevas generaciones con la pose de la antipose.
Símbolo del grunge
Nirvana fue una banda de rock estadounidense creada en 1986 por Kurt Cobain y Krist Novoselic. Si bien tuvo una corta existencia, su música cosechó un tremendo éxito en todo el mundo, hasta el punto de que fue considerada una de las mejores agrupaciones de la época y la abanderada del movimiento grunge.
Los recitales de Nirvana eran feroces, colmados de distorsión y respuesta del público que, generalmente, culminaban con guitarras aplastadas y baterías destrozadas. La banda estuvo de gira constantemente desde su concepción y las críticas de los seguidores sumadas al boca a boca los ayudaron a mantener una cantidad creciente de público cada vez que pisaban nuevamente una ciudad del orbe. Desde su primer álbum, Bleach, que fue lanzado solo en vinilo en junio de 1989, el estilo de Cobain ya estaba definido.
Mucho mejor realizado y producido que su predecesor, Nevermind es un particular álbum que logra ser accesible y comprometido al mismo tiempo.
A principios de 1994, Kurt Cobain sufrió una sobredosis casi fatal de un sedante durante su gira europea en Roma.
Ante este problema con las drogas, Cobain fue ingresado en una clínica de rehabilitación en California, pero al poco tiempo abandonó el tratamiento.
El viernes 8 de abril de ese año, el rubio cantante fue hallado muerto en su casa de Aberdeen, a dos horas de Seattle, con lo que nació su leyenda en la historia del rock mundial.
Nuevo documental sobre Cobain
La canción All Apologies suena como fondo en una versión de cuna, con videos de Kurt Cobain cuando era niño. Una voz le pregunta: “¿Quién eres Kurt?”.
De esa manera empieza el trailer del documental Cobain: Montage of Heck, que revela datos del líder de Nirvana, con relatos de su esposa Courtney Love y su hija Frances Bean.
El material, dirigido por Brett Morgen, ya fue estrenado a principios de 2015 en el Festival de Cine de Sundance, en el que obtuvo buenas críticas de los expertos.
La cinta cuenta desde los primeros años del cantante de Seattle hasta cómo luchó por tener fama, pero que nunca creyó que llegaría a detestarla tanto.
El canal HBO Latinoamérica estrenará Cobain: Montage of Heck el lunes 4 de mayo.