LOS WALDITOS
El cantautor paceño recuerda un episodio en la Av. 6 de Agosto
CH’ENKO TOTAL
Voy caminando por mi avenida 6 de Agosto de La Paz, la siento mía de mí, toda la infancia y adolescencia la aplané con mis cachitos poblados de barro. Percibo que ahora tiene un olor diferente, a tucumana mezclada con hamburguesa, a donuts baboso y mayonesa. Entonces aparece al fondo aquel cuate con chuspa multicolor, botas de cowboy, sombrerito de hacendado que esconde la pelada, chamarrita de cuero rockero, docente de tiempo completo de la universidad pública, el típico intelectual joven centenario. Hace un año era un pita desenfrenado que salía a bloquear con los Walditos y publicaba por el Face insultos contra Evo, el indio ignorante, el narcococalero. Cuando en su muro apoyó a Camacho tomando el poder a patadas, le mandé por el messenger una nota que decía: “che, hermano, está bien que lo apoyes al Mesa, pero no pues a estos fascistas… ¿acaso no te acuerdas que nos sacaron al exilio en el 80? Son los mismos”. Su respuesta fue lamentable: “nos sacaron al exilio los narcomilitares, ahora lo sacamos al exilio al narcococalero”. Era la respuesta de un tipo con maestría y cursos europeos. Recuerdo que gruñó desesperado por el face: “Estado de sitio ¡¡cierre urgente de la Asamblea Legislativa!!”. Recuerdo que leí aquello, respiré hondo, coloqué saliva al índice y apreté bloqueo, como si fuera algo importante.
Ahora lo veo repartiendo eufórico unos panfletos por la carrera de Literatura, me da su panfleto, no me reconoce por el barbijo y sombrerito, el panfleto tiene un logo en blanco y rojo con la cara de Marcelo Quiroga Santa Cruz. “Vota por SU, Socialismo en la Universidad”, dice. Ahí está la foto del cuate para jefe de carrera. “Honestidad y Revolución”, concluye el panfleto. Me río. Error. Parece que reconoce mi risa.
“¡Papirri! Cómo es, hermano. Espero que hayamos superado el impasse del año pasado”, dice. “Estoy postulando en mi carrera, voy a ganar, haremos algo pues, no sé… un recital en el paraninfo, me voy la próxima semana a Barcelona a exponer sobre Los fantasmas de Facoult en la literatura, ojalá este virus me deje ir. Bueno, chau hermano, llegó mi mujer…”. Se sube al vuelo a un auto. El auto es un Mitsubishi negro del año, enorme, parece un buque, lo maneja la esposa, está empapelado de la formula SU con el logo de Marcelo, pero los afichetes muestran —no la cara de él— más bien la cara de ella, que candidatea para decana o algo así. El cuate se va saludando a nadie.
Sigo caminando la avenida 6 de Agosto, miro el cielo sublime paceño, respiro mi barrio. “Hay que sopocachear”, me digo tranquilo. Llego a la plaza Abaroa, me siento en un banquito, en medio de la plaza se realizan actividades por las víctimas de las masacres de Senkata y Pedregal, una joven aymara se acerca y me vende un periodiquito. Lo leo, veo en las páginas centrales un collage de noticias del año pasado: Murillo en primera plana amenaza con sus esposas; llegan respiradores de China, el gobierno lucha contra el coronavirus; el Tata Quispe es posesionado como director del Fondo Indígena; en Senkata se dispararon ellos mismos, declara el viceministro Santamaría; la Universidad apoya con comida y alojamiento a la resistencia cochala, dice otro titular con la foto de los Walditos repartiendo almuerzos.
Entonces me llega un watsap: “hermano, nos acabamos de encontrar, mi mujer dice que este sábado vamos a hacer unos tacos en casa, ven pues, vendrá la Isa y su marido, tráete la guitarra y así cantamos como antes nuestras canciones de protesta, la Isa canta canciones de la trova cubana, los clásicos de Violeta, te esperamos, ¡no falles!”. Manda la ubicación de la casona de la zona Sur y un saludo de la fórmula Socialismo en la Universidad, “vota por SU”.
Respiro hondo, pongo saliva al índice y aprieto bloqueo del watsap, como si fuera algo importante. Me levanto del banquito y sigo sopocacheando.
(*) El Papirri: personaje de la Pérez, también es Manuel Monroy Chazarreta