Mirando al sur
Me enteré de que te vas de viaje, Papirri. ¿En qué consiste la gira Mirando hacia el Sur?
Ch’enko total
Me encontré con un amigo periodista en El Prado paceño, quien me agarró del brazo, me hizo sentar en un banco, encendió su grabadora y comenzó a preguntar.
— Me enteré de que te vas de viaje, Papirri. ¿En qué consiste la gira Mirando hacia el Sur?
— Recibí una invitación del director del Festival de Guitarras de Salta, Argentina, para tocar en el Auditorio de Pro Cultura de esa ciudad el 20 de septiembre. Me emocionó la invitación. Luego de conversar con el guitarrista de nombre Nicolás Vaca, quedamos además en tener un encuentro-charla con músicos salteños que estudian en la Escuela Superior de Música, y repasar la ponencia que presenté a la Reunión Anual de Etnología (RAE 2023), que destaca a los Pioneros de la canción urbana en el Sur de América. Este encuentro-charla será el martes 19 de septiembre en ese centro de estudios. A partir de allí, decidí retroceder y tocar antes en Tarija, el 15 de septiembre en el Teatro de la Cultura, iniciando la gira Mirando al Sur. Luego, el Centro Cultural Sixto Palavecino de Santiago del Estero se enteró de mi estadía en Salta y me invitó a tocar allí el viernes 22 de septiembre. Es muy emocionante volver a la tierra de mi madre.
— Esta gira pasa por la casa museo en honor a tu abuelo, Andrés Chazarreta. ¿Cómo fue la gestión para que este espacio sea un museo dedicado al folklore?
— La Casa Museo Andrés Chazarreta estuvo muchos años en abandono. Fue el epicentro donde se inicia el movimiento folklorista de Santiago desde 1900, cuando mi abuelo Andrés organiza su Compañía de Arte Nativo, con una orquesta con sonido propio y un cuerpo de baile muy original para la época. Era la puesta en escena de sus investigaciones en la campiña santiagueña. En esa casa ensayaban músicos populares las chacareras, zambas, escondidos… siendo alrededor de 30 géneros musicales y coreográficos que mi abuelo fue ordenando, dando forma. Era una locura para la época, nadie le tiraba pelota. Le negaban los teatros, pues sus músicos y bailarines eran paisanos de verdad, algunos gauchos semiesclavos con un talento natural, como Antu Puncu, un gran bailarín de 70 años que inicia el malambo. O la señora Narcisa Ledesma, una matrona de 75 años que bailaba la zamba de una manera excelsa. Ellos viajaban horas de sulky para ensayar en esa casa. Las tres hijas de Chazarreta heredaron la casa, la mayor era mi madre Anita, quien además fue la mano derecha de don Andrés, le transcribía y ordenaba todo su trabajo. Cuando murieron las hijas, los descendientes no pudieron con la obra y la casa. El año 2012 hubo un intento de remate del inmueble. Ahí intervino el nieto menor, o sea yo, para evitar el derrumbe de la casa: primero para evitar el remate; luego, para sentar nuestros derechos y después gestionar que la Gobernación de Santiago la compre. Todo fue complicado, pero logramos que la gobernación compre la casa museo. Ahora es un repositorio oficial: en la parte delantera continúa la Casa Museo Andrés Chazarreta y en la parte de atrás se construyó el Archivo Histórico de la Provincia.
— En lo personal, ¿qué significa para ti la figura de don Andrés Chazarreta y este espacio de homenaje?
— He decidido mirar al sur, encontrarme con la aloja, el sauce llorón, el mate, el chipaco, las parras y sus uvas colgantes. Mirar al Sur es acercarme a la figura épica de mi abuelo materno, Andrés Chazarreta, con sus ojos tristes, su bigote de héroe, su guitarra labrada, su voluntad de hierro, su caballo montaraz, sus apuntes en papelitos varios, anotando desde el caballo las danzas y la música de su territorio, Santiago del Estero, repleto de música y danzas. Chazarreta fue el héroe de mi infancia. No lo conocí, falleció en abril de 1960 y yo nací en septiembre. Pero todas las vacaciones escolares me la pasaban mirando sus fotos, su guitarra en la vitrina, hojeando las partituras y sobre todo tocando algunas de sus piezas como la Zamba de Vargas, La Telesita, la Criollita Santiagueña. Por supuesto, mi madre Anita está presente en todo ello.
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— ¿Qué repertorio podrá escuchar el público?
Desde Tarija ya interpretaré en el programa un sector dedicado a mi abuelo Andrés. Cantaré esas zambas y chacareras de mi niñez. En el medio de mis canciones aparecerá Don Andrés y sus melodías infinitas.
— ¿Cómo recibe el público sureño tu trabajo?
— Eso iré a ver, soy bien paceño, pues, por ahí ni me tiran pelota. Pero voy cargado de recuerdos, nostalgias, voy con el pecho encendido de haber logrado que la casa museo esté en pie. Hubiera sido horrible volver a Santiago y ver que la casa era ahora un parqueo de autos, cosa que deseaban las otras partes. Vuelvo agradecido con la gente que me ayudó a conservar la memoria de Chazarreta. Creo que el espíritu de mi abuelo me ayudó a encontrar por internet un buen abogado, conocer un par de periodistas amigos que me ayudaron a difundir la posición que triunfó, mantener la casa museo con todas las cosas fundamentales de mi abuelo, su guitarra, su poncho glorioso, las partituras originales, 400 discos originales que completaron 50 años de grabaciones en RCA Víctor, el sello mas importante de la época.
— Una última pregunta: ¿Y qué me lo vas a traer?
— Unos alfajores, un sándwich de miga y una chacarera. ¿Te parece?
El papirri: personaje de la Pérez, también es Manuel Monroy Chazarreta