DESDE LA LLAJTA
Imagen: El Papirri
Imagen: El Papirri
CH’ENKO TOTAL
Aquí el Papirri reportando desde la Llajta. Fueron 10 días muy emocionantes los que pasaron. La tremenda dificultad de no tener recursos para tocar con mi banda paceña la tuve que revertir en fortaleza creando un cuarteto muy interesante en Cochabamba, el Papirri’s Llajta Quartet, con músicos cochalas que recién dejaron el dígito dos. Mauricio Cardona, en la batería, es un músico seguro, se graduó en el Conservatorio Manuel de Falla de Buenos Aires en la especialidad de jazz, se puede reposar sin estrés en su base percusiva. El contrabajista y bajista Inti Medina, también graduado en el Manuel de Falla, es todo un descubrimiento: estudioso, preciso; es un contrabajista profesional que toca además el bajo, estudió bien las partituras y se desenvolvió con soltura. La guitarra eléctrica de Ramón Rocha es muy interesante, se adapta inclusive a un huayño zapateado como Bien le cascaremos. Con estudios superiores en la Escuela de Música Contemporánea (EMC) de Buenos Aires, Ramón despliega su sapiencia y versatilidad en escena. Los ensayos con estos pibes fueron pocos, pero concretos. El libro 40 años de canciones es de gran ayuda en estas emergencias, tener ahí 40 canciones con sus partituras hace que logremos el milagro de dar un concierto con tres ensayos, y sin haber tocado nunca juntos.
En el medio de los ensayos se me convoca a La Paz, pues había sido uno de los ganadores del Premio Eduardo Abaroa en la categoría cantautor. Volé al acto que se realizó en el Centro Sinfónico de La Paz, con la presencia de la Ministra de Culturas y autoridades locales. Presentarme como candidato al Premio fue muy natural, mi amigo el cantautor Segalez me animó el invierno del año pasado a llenar todos los requisitos en la web del Ministerio y adjuntar la canción, la partitura y la letra de una cuequita que compuse para el mar boliviano y que estaba inédita. El acto fue delimitado, bien organizado, pues éramos más de un centenar de artistas ganadores. Me entregó el diploma y el trofeo una joven dirigente aymara del movimiento campesino, “yo lo escuchaba a usted desde niña, qué bueno que haya ganado, muy merecido”, me dijo en su abrazo emocionado. Este fondo concursable es ya una necesidad para el artista nacional, ojalá que continúe pues alivia las autoinversiones artísticas. Uno de los invitados al concierto me dijo: “Papirri, subiste la vara del Abaroa, voy a concursar”. La décima versión en categoría cantautores será todo un despliegue de “consagrados” que tendrán que hacer el ejercicio de bajar el ego.
Retorné a la Llajta el mismo día del concierto, agitado, nervioso, a probar un sonido difícil en el Mesón del Cantor, café concert de mi amigo Yuri Ortuño. Los pibes ya estaban allí, siempre listos.
Una buena noticia al llegar a la Llajta atragantado fue que ya no había entradas, ni para sillas, ni para mesas, esto también nos dio un gran impulso. En cuanto a los invitados, nos habíamos visto un lunes de mañana con Yalo Cuéllar en su casa cochabambina, hermano cantautor chaqueño con quien al final tocamos dos gatos: El Barrilito, con música de mi abuelo Andrés Chazarreta y letra mía, y el estreno de un gatito de Yalo muy simpático, Yesca con suerte, que con lindo sentido del humor relata las angustias de la cuarentena. La cantante cochabambina Fabiana Fiorilo llegó un poco tarde a la prueba de sonido por cuestiones de su trabajo, cuando entró al escenario sin letra me dio un julepe, pero no… había aprendido la letra de Ego de memoria, ejecutando una hermosa versión. En cuanto al anfitrión, Yuri Ortuño, cantamos mi cueca Ingratitud con una fuerza y afinación increíbles, me encantaría grabar esta versión. Lugar especial para Chelo Arias, el estreno de Décima vez fue fastuoso, estrenamos la canción con el cuarteto y sonó muy bien, sorprendente. Hasta dinámica hicimos, cosa no usual en la música popular.
Hoy Domingo de Resurrección estoy reviviendo de tanta emoción junta. Debo saber que soy un jubilado que aún me estremezco en escena, que el escenario no solo alimenta el espíritu sino también la olla nuestra de todos los días. Es verdad, mi salud está quebrada, pero no hay de otra, debemos seguir tocando, inventándonos discos y eventos, llamando a la gente para que vaya a apoyarnos, como nos apoyó el público paceño en el Teatro Nuna, como nos apoyó el público de la Llajta en el Mesón. Ahora nos espera Oruro, un joven rockero decidió llevarnos a su boliche Latitud con el concierto Como manda el corazón junto a David Portillo, será el 28 de abril. Hay personas que nos reclaman desde Sucre: ¿cuándo van a venir? Ojalá dependiera de nosotros, nosotros queremos ir, pero no hay teatros, no hay auspiciadores, no hay cómo financiar pasajes y hoteles hasta Sucre. Me acaba de decir una gestora de Sucre que el alquiler del Teatro Mariscal es carísimo y que la gente no paga una entrada con precio digno. ¿Será? ¿Cómo será? ¿Algún día volveremos a tocar en Potosí? ¿Y en Santa Cruz, volveremos a tocar? Lo veo difícil. A no ser que hagamos reguetón. Y le cantemos a pollos Rosita.
Mientras, saboreo un delicioso helado de canela mirando extraviado este valle estático, tratando de descifrar mi destino en las nubes grises, rogando al Corazón de Jesús resucitado que me proteja de dos vicisitudes en el ocaso de la vida: el dolor y la decadencia.
(*) El Papirri: personaje de la Pérez, también es Manuel Monroy Chazarreta